Día 6: Ruta 4: Península de Zelanda

Por Glo @GloRibas

Sky, sea and sand; Glo Ribas; Hoek van Holland, Netherlands 2014


Lunes 11 de agosto del 2014
Este lunes de agosto decidimos visitar toda la zona de la península de Zelanda. Las referencias que nos habían llegado por otros viajeros, por lo que habíamos leído por internet y en las guías eran muy buenas y teníamos ganas de comprobar en vivo y en directo si era cierto. ¿Queréis descubrirlo también vosotros (aunque sea de forma virtual)? ¡Pues os invito a que sigáis leyendo este post!
Empezamos el día acercándonos al centro del pueblo a buscar algún sitio para desayunar ya que no nos entraba el desayuno en el hotel y valía una pasta. No encontramos ninguna cafetería ni nada para el estilo para comer algo así que nos fuimos al supermercado y compramos tostaditas de pan y croissants de chocolate envasados... al menos teníamos cubiertos unos cuantos días con esto. Una vez comimos algo, dentro del coche, nos pusimos en marcha hacía Hoek van Holland.
Hoek van Holland se encuentra a unos 86km al noreste. Toco pasar de nuevo por parte del recorrido que habíamos hecho el día antes pero no se nos hizo pesado. Llegamos al centro el pueblo y dejamos el coche en u parking, sorprendentemente, ¡gratuito! Y nos acercamos a la oficina de turismo para preguntar como llegar a la zona del pólder.La mujer que nos atendió fue muy amable y nos dio un par de mapas de la ciudad y nos indicó como llegar en coche a la zona que nos interesaba visitar. Cuando nos ibamos nos hizo la pregunta de rigor "¿De dónde venís?" a lo que respondimos "De una ciudad de al lado de Barcelona" y... ¡que contenta se puso la mujer! Nos contó que era una enamorada de Barcelona y que había estado de vacaciones varias veces y que estaba deseando volver... ¡qué gracia nos hizo su reacción! 
Finalmente llegamos al pólder sin perdernos. Aparcamos el coche en otro parking gratuito y fuimos a dar el paseo por el famoso dique.Cuando enfilamos el dique pudimos ver una contraste de paisaje bastante brutal: por un lado dunas, donde habíamos leído que habían búnquers de la 2a Guerra Mundial, y por el otro lado había mar con grandes muelles y grandes barcos que entraban para descargar mercancía. Además estaba lleno de carteles avisando del peligro de las olas... eran unos paneles informativos bastante graciosos por la abstracción de los dibujos

Zona de los muelles

Zona de dunas

Cartel avisando de las olas... no me digáis que la ola no parece un imán... 

Y después de un buen paseo llegamos a la zona donde teníamos agua a los dos lados del dique. Era muy curioso porque por un lado veíamos a los barcos mercantes entrando al puerto y por otro lado nos encontrábamos con la estampa de la playa con gente pescando y jugando en la arena.

Barco con transporte de mercancías

Panorámica del dique 

Zona de playa con gente pescando

Y una vez más nosotras lidiando con el viento (y aun quedaba por venir lo peor...)

Cuando terminamos la visita al pólder nos dirigimos hacia el sur. Cruzamos por el Eurotunel y enfilamos la carretera N57 por la que cruzamos varios pólders. El primer pólder que cruzamos no sería de los más largos íbamos a cruzar pero ya nos sirvió para hacernos una idea de la gran obra de ingeniería por la que que estábamos pasando. 
Al cabo de unos minutos cruzamos por otro pólder, si el anterior nos sorprendió este nos dejó boquiabiertas ya que tenía una longitud de unos 8 km y fue construido después de las inundaciones de 1953, su nombre es Oosterschelde. Es impresionante pasar por este desfiladero y ver a ambos lados agua. Si pasáis por él no os asustéis porque es muy normal que hayan grandes ráfagas de viento y, como nos ocurrió a nosotras con nuestro Toyota Aygo, sintáis que el coche se mueve de un lado a otro. En el póder veréis que hay una salida donde podréis parar y podréis ver las compuertas y al otro lado de la construcción hay un centro de visitantes. 

Cruzando el Oosterschelde

Nosotras sólo nos quedamos en la parte de las compuertas. En esta zona veréis que hay un montón de molinos de viento modernos y hay un espigón donde se puede subir y poder contemplar las vistas de las compuertas. No se si nosotras llevábamos el gafe encima o bien es normal porque se giró un aire brutal y por un momento creíamos que salíamos volando.

Uno de los muchos molinos que se encuentran a un lado del pólder

Al fondo se pueden ver las compuertas

Como podéis ver lo del viento no era ninguna tontería

Vista des del espigón

Cuando terminamos de cruzar el puente nos dirigimos a Middelburg. Llegamos sobre las 16:30h y estábamos muertas de hambre y asustadas por si no encontrábamos ningún sitio para comer algo. Pero tuvimos la suerte de encontrar un sitio monísimo donde comimos de lujo... 

Interior del bar

Otra vista del interior del bar

Cartel de la entrada del establecimiento

Después de comer fuimos a dar un paseo por la ciudad. Personalmente me gustó muchísimo. No es un lugar demasiado grande y tiene un encanto especial. Vimos la Abadía, la Markt, el Ayuntamiento y el monumento conmemorativo a los judíos muertos en el Holocausto.

Calle principal de Middleburg

Frente al campanario de la abadía

Smiiiiileeeeee!!!!!

Otra vista de la abadía con este parterre con el smiling

Monumento al holocausto judío

¡Nos volvimos como niñas jugando con la espuma!

Patio central de la abadía

Otra vista del patio 

En la Markt frente el ayuntamiento de Middleburg

Finalizada la visita a Middleburg nos fuimos hacia Vlissingen. Fuimos a este pueblo porque nos lo recomendaron y sobretodo nos recomendaron que viéramos la zona del puerto. Dimos un paseo rápido porque tampoco era demasiado grande la localidad pero fue un lugar que nos gustó muchísimo. Si estáis por la zona de Zelanda os recomiendo que hagáis una parada porque seguro que no os decepcionará.

Escultura del mundo hecha con botellas y envases reciclados

Paseo central que lleva a la zona del puerto

Faro

Una vista del puerto


Panorámica de la zona portuaria

Vista de los muelles

Iglesia de Sint Jacobskerk

Para acabar el día volvimos al hotel de Roosendaal. Esa noche apenas cenamos ya que al comer tan tarde se nos quitó el apetito así que aprovechamos para poner un poco de orden a la maleta y preparar las cosas para irnos al día siguiente hacia el sur del país... Maastricht sería la última parada de la noche siguiente.