Estos tres últimos días me está costando escribir mi desafío. He caminado buscando la inspiración, pero no quiere fluir. Leí ayer que debemos hacer lo que realmente nos hace feliz; sin embargo, no olvido lo que dicen los golfistas: “Cuanto más practiques más suerte tendrás” solo debo esperar a que lleguen las palabras apropiadas que se logren convertir en párrafos con expresión propia.
Hoy salí bien apurada para almorzar con una amiga. Sabía que tenia que ir a algún lugar especial y como siempre este llego a mi. Comencé a cruzar el puente Calle-Calle, mire hacía el río del mismo nombre y encontré una competencia de remo. Vi muchos chicos emocionados ya que para la mayoría era la primera vez que se sometían al desafío de obtener el podio del mejor.
De fondo estaba un día con nubes y un sol tapado, corría un suave viento que despejaba el pensamiento. Seguí caminando por la costanera Arturo Prat en la misma dirección de las aguas calmas y suaves de navegar del Calle-Calle observando las embarcaciones, las hojas amarillas y en tonalidades café caer, vi familias pasear felices celebrando a las hermosas madres en su día.
Ves cosas, guardas silencio sobre ello, y lo entiendes.
Pasear por este lugar es una de las maravillas de esta hermosa ciudad. Muchas veces los que vivimos acá la mayor parte del tiempo nos olvidamos de disfrutarla, de guardar silencio con su compañía y de entender.