Hace poco Héctor/José Ángel Lozoya publicó un trabajo interesantísimo: Las violencias masculinas y la prevención de la violencia contra las mujeres. Te sugiero lectura atenta del texto completo pero, ahora, me gustaría que prestes tu atención para un pequeño párrafo que te traigo:
Lozoya nos cuenta que “en los hogares, el castigo – incluido el cachete – sigue siendo un recurso pedagógico demasiado frecuente al que padres y madres no acabamos de encontrar alternativas. Es un recurso eficaz, y precisamente por eso transmite la idea de que es un instrumento poderoso para imponer el propio punto de vista, someter la voluntad del otro y corregir su conducta; una herramienta que se podría usar en las relaciones sociales o de pareja, con el mismo propósito”
¿Qué te parece esta reflexión?
A la vez que José Ángel, compañero en el Foro de hombres por la Igualdad, publicaba este trabajo tuve el placer de estar en Córdoba charlando de muchas de las cosas que contamos día a día por aquí y me sucedió algo que quiero que tengas en cuenta:
En una de las sesiones del taller pedí a quienes estaban allí que levantasen la mano quienes fuesen papás o mamás. Y justo después pedí que levantase la mano quien NO hubiese utilizado nunca el cachete como herramienta de corrección de conductas con alguno de sus descendientes… si, contra sus hijos o contra sus hijas… lo que más queremos en el mundo ¿no?, por quienes mataríamos si supiésemos que alguien está haciéndoles mal.
Ninguno de los papás que estábamos allí, y tampoco las mamás, levantamos la mano.
Un poco contradictorio ¿no te parece?
La violencia está presente en nuestras vidas prácticamente desde que nacemos… e impregna toda nuestra formación y nuestra vida: dibujos animados, series, site-comedies, telediarios, prensa, amistades, colegas, amores,… la violencia está arraigada completamente en nuestros esquemas mentales y muchas veces es la respuesta que damos.
En nuestras facetas como progenitores, como cuidadores, como personas que dan cariño y amor estamos obligados a dar respuesta, mejor a dar contrarrespuestas, a ese tsunami de violencia que impregna a nuestra descendencia a cada momento.
Si queremos tener hogares seguros, en los que esta idea que lanza la gente de los 16 días sobre La Paz en el Hogar tenemos que tener bien claro que nuestra descendencia, nuestras criaturas, mientras lo sean, aún no tienen herramientas para defenderse, simplemente por el hecho de ser pequeñas y no haber podido construir aún su propio sistema de creencias y sus propios esquemas mentales…
Para mi es indudable que el papel de quien cuida (que como sabemos bien no tiene porque ser p-a-p-á biológico) no puede dejar fuera algunas de las cosas que voy a listar aquí abajito. Usted, si ha llegado en su lectura hasta este punto, puede ser un verdadero #hombreporloscuidados prestando atención a algunos detalles que, desde luego, no son moco de pavo:
- El respeto y el amor…esto es lo principal
- No discuta delante de la canalla
- Preste especial atención a la higiene
- Crea espacios seguros en los que se pueda aprender, en los que preguntar y hablar sea algo por lo que nadie deba sentirse en tela de juicio o ignorante, en los que se pueda participar sin sentir amenazas por expresarse.
- La importancia del orden y las rutinas en el desarrollo evolutivo
- Equilibre de forma saludable el mundo vida y el mundo trabajo (si lo tiene)
- No imponga sus creencias ni tampoco tus valores.
- Use su rol como agente de igualdad
- Sea un buen modelo
- Desafíe la homofobia, el sexismo y el humor denigrante
- Comparta sus aprendizajes y sus emociones
- Nadie tiene que agradecerle nada… usted no es un santo por hacer de padre ni por asumir tareas de cuidado o tareas domésticas. Son suyas. Son su trabajo.
http://www.itstartswithyou.ca/
y recuerde… que no tenemos todas las respuestas.
Si esto último que le digo no le genera ni resistencias ni dudas y usted cree en la importancia del amor y del respeto, basta con que sea natural; cualquier tema que tenga que surgir en el desarrollo de tus cachorros surgirá y lo mejor es afrontarlo de forma espontánea, sin miedos, sin vergüenzas, sin cortapisas de ninguna índole.