Revista Opinión

Día de infamia en Estados Unidos: la derecha terrorista ataca

Publicado el 07 enero 2021 por Liberal

Señores lectores: Al escribir esto, son las 0,57 de la noche en Nueva York horario local. Lo que he visto ayer en la capital, Washington D.C., ha sido infame: la extrema derecha americana terrorista, alentada por Trump, intentó dar un golpe de estado y consiguió irrumpir en el Capitolio. Sin embargo, he visto muchas condenas de parte de la izquierda, ¿pero qué autoridad moral tienen realmente cuando ésta se negó a condenar los saqueos violentos y la oleada de asesinatos y delincuencia contra los de raza blanca que vimos este pasado mes de junio en EEUU? Si no condenaron aquellos actos criminales, ¿qué autoridad tienen ahora?

YO SÍ condené aquellos actos y me quedé solo entre mis compañeros progresistas que me tacharon de racista y no ser lo suficientemente “woke” (progre). Bien, pues ese mismo nihilismo se apoderó de la capital de EEUU hace unas horas, dejando una mancha terrible en la política americana que durará generaciones. Tampoco Trump, siempre irresponsable y bestia, ayudó a calmar los ánimos.

Antes que nada, unas aclaraciones: los gases lacrimógenos hubiesen sido demasiado buenos para los anarquistas vomitivos, del todo a cien, que irrumpieron contra la policía para invadir un edificio NACIONAL FEDERAL y al hacerlo, mancillaron la bandera de su propio país aunque llevaran la bandera. Estos son comos los fascistas en España: mucha bandera, pero pocas luces. También pienso que unas decenas de cráneos partidos no sobrarían, porque al final lo que vimos fue gentuza de la más despreciable, la escoria de Estados Unidos bien representada en la derecha esta vez.

Seamos claros: la violencia política, tolerada y hasta alentada por muchos de los dirigentes de este país, ha sido parte del orden social contemporáneo americano desde hace ya mucho tiempo.

En el noroeste del país, hemos visto sus consecuencias — en Seattle y Portland — durante meses, sostenida por SUS PROPIOS GOBIERNOS LOCALES…por no hablar del daño económico, social y moral que ha provocado esa pandilla de niñatos blancos con orígenes burgueses. Mientras no pocas ciudades de USA ardían este pasado verano, la prensa no dijo ni una sola palabra para condenarles. No me sorprende, pues la prensa americana es aliada de la extrema izquierda.

Posteriormente, fuimos testigos de los disturbios que ocurrieron tras la muerte del negro George Floyd. Durante semanas interminables, vimos saqueos, disturbios y una destrucción social incesante. Trump, un bocazas indeseable, provocó no solo más furia, sino que dijo “iba a “reestablecer el orden en el país”. Nada más lejos de la realidad. Al contrario, el país ha girado hacia la izquierda y no, como dicen los conspiranoicos locos, por “votos robados” sino por millones de votos en su totalidad.

Los liberales estamos horrorizados y estamos viviendo nuestra particular década ominosa. Lo que ocurrió en Washington no es nada menos que un ataque terrorista y anarquista contra los principios hamiltonianos liberales, contra la propia democracia y la SEGURIDAD DEL ESTADO. Algunos dicen que Trump tuvo la culpa. Yo no iría tan lejos, pero sí podemos decir que contribuyó al clima de paranoia que tiene actualmente buena parte de la derecha entregada al populismo y al culto de la personalidad. Mientras esos pringaos se jugaban la vida, Trump ni siquiera apareció en la manifestación porque claro, jugaba al golf.

Trump perdió las elecciones y en vez de haber apoyado a sus propios candidatos en Georgia, convirtió todo en un espectáculo sobre su propia persona y no su partido. A Trump jamás le ha interesado ni el pueblo americano, ni la democracia ni muchísimo menos a los idiotas muertos de hambre en su mayoría ignorante que le apoyan.

Durante años y años en esta misma bitácora, yo he ido denunciando una y otra vez el extremismo en la derecha. Cuando te acuestas con talibanes y otros fanáticos, un día la cosa te estallará en la cara. Esto lleva cociéndose desde hace muchísimos años en el Partido Republicano y solo basta con tirar de la hemeroteca en esta página para ver la cantidad de veces que he ido hablando sobre neonazis en el partido, gentuza anárquica libertariana, chusma miliciana y otro largo etcétera de gente problemática.

La historia humana, sobre todo la del siglo XX, demuestra que actos criminales y antidemocráticos provocan la misma respuesta y que las peleas callejeras producen la guardia de asalto al más puro estílo alemán nazi. Cuando un porcentaja nada desdeñable de la población justifica — por no decir incita — los disturbios, los incendios y los saqueos, no hay ninguna razón para que el otro bando responda con cortesía ni legalidad.
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Ojo, ¡no se trata de establecer una equivalencia moral! Simplemente, es un hecho sencillo. Es un hecho ominoso, inevitable y aterrador.

EEUU ahora mismo vive una guerra civil política y no hay ninguna razón para pensar que las cosas van a mejorar en ese sentido. Por supuesto que millones de votantes de Trump se horrorizaron ayer cuando vieron lo que hicieron esos terroristas de derechas, al igual que muchos progresistas condenaron los saqueos después de la muerte de George Floyd.

Pero estamos ante la época digital y no son tiempos para liberales centristas ni moderados. La “resistencia” es la que domina los discursos en estas épocas tan terriblemente sensacionalistas y hace años, los conspiranoicos no tenían voz porque acababan en un manicomio o simplemente eran el hazmerreír del país. Claro, en aquellos tiempos todavía gobernaba el racionalismo, pero ahora los locos tienen redes sociales y amplia difusión que queda impune.

Cuanto me gustaría ver una ley federal, firmada por los dos partidos, que condene y castigue con sentencias ejemplares CUALQUIER ACTO DE VIOLENCIA POLÍTICA.

Pero, ojo chicos, porque yo también digo esto para los progresistas: no podemos mirar hacia el otro lado cuando algunos personajes que se hacen llamar progresistas escupen en la comida de los que están disfrutando de un plato de comida en alguna terraza, o hacer pintadas en propiedad privada solo porque allí vivan algunos enemigos, ni tampoco se debe tolerar la intimidación y el acoso en público por ninguna razón.

Durante muchos meses, los demócratas llegaron a justificar no pocos actos criminales. La derecha callejera ha dado su respuesta: “ahora nos toca a nosotros”. Mucho cuidado con esto, porque si las cosas no se enderezan de forma inmediata, me temo que el país puede autodestruirse desde dentro. Recordemos que prácticamente NADA vincula a los ciudadanos americanos. Aquí en EEUU no hay nada que nos una ni por raza, ni por idioma, ni por religión, ni por gastronomía o música. Es un país 100% individualista y eso funciona bien cuando hay una democracia sólida. De lo contrario, tenemos anarquía y si hay algo que detesto con todas mis fuerzas es la anarquía y el populismo irracional.

Publicado a las 8,20 horas, horario local de Nueva York.


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