Día de la mujer (i)

Por Mbbp
mar
7
2014 actualidad // Miguel Benavent de B. // Opinión

DÍA DE LA MUJER (I)

Escrito por Miguel Benavent de B.   Sin comentarios

Mañana es el día internacional de la mujer trabajadora. Como sabes, no soy partidario de conmemorar hechos o circunstancias que no hacen más que evidenciar nuestros errores y precariedades, en un mundo que desoye a las minorías o a los más desfavorecidos, ya sean como es el caso, de las mujeres, las personas con VIH, los niños o el mal llamado Tercer Mundo, entre otros…

Vivimos en un mundo con dos -o más- morales. Desencuentros entre el fondo y la forma, incongruencias varias. Y el caso de la mujer en el mundo actual es un buen ejemplo. Se le desoye, se le ignora o se abusa de ella en muchos lugares, ya sea el Primero Mundo o el Tercero, qué más da. Si viajas o miras un documental -de esos que mucha gente afirma mirar y que pocos lo hacen en la realidad- sobre algún país del Tercer Mundo verás que las mujeres trabajan sin parar, llevando la familia adelante y ganándose el trabajo con el sudor de la frente, mientras el hombre charla con sus conocidos en el bar o en algún otro rincón.

Pero, aunque con formas y estéticas diferentes, en el mundo presuntamente civilizado o Primer Mundo, las cosas para la mujer no cambian en esencia demasiado, aunque aparentemente hayan conquistado parcelas antaño en propiedad de los hombres. Trabajan fuera de su casa como profesionales y trabajan llevando el hogar y la familia. Ese eufemismo al que algunos llaman conciliación de la vida laboral y profesional. Pero el mundo -sea cual sea- está en manos del género masculino y está pensado y organizado como tal. Horarios profesionales intempestivos y difíciles de compaginar con la familia y la vida privada…

Aún así, las sociedades llamadas avanzadas celebran días como el de la Mujer Trabajadora, aunque siguen hablando de cupos de paridad y de participación de la mujer en la sociedad. Los partidos políticos buscan ese 20% de mujeres, a todas luces autocomplaciente y meramente formal, además de incumplido. Las empresas e instituciones, otro tanto. Se hacen leyes de igualdad, directivas europeas o internacionales, etc. para no cumplirlas y lavarnos la conciencia. Pero la verdad es que en pocos lugares la mujer ostenta cargos relevantes, con poder real o está justamente equiparada al hombre. Salvo en su casa, claro está…y con permiso de su hombre, evidentemente!

Siempre he sido un acérrimo defensor de las mujeres y de su mayor capacitación personal y profesional. Pero debo admitir que demasiadas veces su problema principal para alcanzar nuevas metas es ella misma y su falta de confianza en sus competencias y habilidades, en la mayoría de los casos superiores a las del hombre, a pesar de lo que se diga o se quiera aceptar. La mujer sustenta -y no es solo una utilidad- los valores fundamentales de la sociedad, en especial la educación de sus hijos, es decir, el porvenir del mundo. La mujer está más cerca de la esencia de la vida y, por tanto, se vale de su enorme capacidad de gestionar las emociones para desenvolverse en un mundo que las ignora, lo que no es siempre fácil ni cómodo…

Ni que decir tiene que ya le valdría al mundo actual -y, como consecuencia, al hombre todopoderoso- aceptar que los valores de que se sirve el género femenino no habrían llevado al mundo a su estado actual de podredumbre, corrupción y deshumanización. Posiblemente esos valores de los que carece el mundo están -y siempre han estado- en la mujer, aunque no sean exclusivos de ella. Pero también es verdad que la mujer, a pesar de su capacidad de soportar el sufrimiento o gracias a ello, demasiadas veces se ha doblegado ante el poder del hombre e incluso se ha servido de éste para obtener una vida cómoda, exenta de riesgos y dependiente, aunque demasiadas veces irresponsable ante sus deberes y derechos como mujer y persona…

Seguirá…

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