Los casi 13 millones que mueren de hambre entre un 31 de octubre y otro. Los 200.000 niños muertos en guerras entre un año a otro. Los muertos por suicidio debido a depresión y desesperanza que según la Organización Mundial de la Salud en el 2020 serán de 1.5 millones al año (un suicidio cada 20 segundos). Las muertes por violencia de género que ni siquiera sabemos cuántas son ya que sólo unos 20 paises en el mundo tienen información al respecto y los paises más machistas ni siquiera cuentas con este tipo de datos (unas 100.000 al año como mínimo). Los muertos por la pena capital de los que igualmente no tenemos cifras cercanas. La lista podría continuar, pero la intención es llamar la atención acerca de que la muerte es algo que tenemos muy cercano pero que siempre pensamos que es a otros a quienes les va a afectar.
Es verdad que al año nacen más de el doble de personas de las que mueren, pero deberíamos mirar a la muerte como algo natural y no como una imposición de la avaricia y de la injusticia del hombre, como algo inherente a la naturaleza humana y no como la herramienta del miedo que nos imponen los malvados.