Parece lógico pensar que nadie en su sano juicio va por la vida disfrutando un espectáculo de estos... ¡Obvio! Odio esta situación, por la actitud de estas personas que disfrutan siendo una molestia. Pero ya está dicho, fue imposible negarse.
Y esta desagradable situación que será en pocos minutos más, me hace recordar a mi tía abuela. Con su forma altanera y su voz mandona, obligándome a servir bebida a mis tíos y primos que estaban de «visita» en casa de mis abuelos. Y luego se largaba a contarles pesadeces sobre lo que hice o no...
Esa no es la manera de generar cariño por nada.
Ay, Dios, ya llegaron.