La niña parece reacia al principio, pero obedece la plegaria que puede leer en el rostro de la mujer. Ofrece con cuidado su regalo, él parece realmente encantado con aquella corbata y como agradecimiento besa también la mejilla de la niña quien no puede evitar estremecerse.
La mujer entra ahora con una gran tarta de nata y chocolate y la niña le ayuda colocando los cuatro pequeños platos en la mesa ante la mirada de aprobación e inmensa felicidad que él emana. La mujer sujeta un cuchillo enorme dispuesta a cortar la tarta, titubea con él en la mano durante unos segundos, él se ve obligado a ayudarla sujetando su mano y guiándola con fuerza hacia el pastel. Ella corta tres pequeños pedazos y reserva para él el más grande. Los cuatro están ya sentados y él ha descorchado el cava, está a punto de decir unas palabras cuando observa los puntos rojos del láser en su pecho. Inmediatamente una voz impersonal y extraña grita frases comunes desde un altavoz a pocos metros de la casa. Él asiente a la mujer y contempla como huye despavorida con los niños a refugiarse en brazos de la policía. Se siente orgulloso de haberlos elegido uno a uno y ahora lamenta un poco el mal trago a que los ha sometido.Enciende un cigarro, hace un gesto hacia la escopeta que tiene apoyada junto a la pared,aún estando completamente seguro de que jamás llegará a alcanzarla. El primer disparo le destroza el hombro, está contento ya que al fin tuvo un Día del Padre como siempre soñó, solo lamenta, antes de caer, no haber tenido tiempo de probar la tarta.