"Cada pancarta que pide 'queremos trabajo', proclama la victoria del capital sobre una humanidad esclavizada de trabajadores que ya no son trabajadores pero que no pueden ser nada más." (André Gorz)
Las desastrosas políticas neoliberales llevadas a cabo, tanto en la eurozona como en nuestro país, continúan provocando un fuerte aumento del paro. Según los últimos datos de la Encuesta de Población Activa, el total de personas sin trabajo ha subido en 365.900 personas entre enero y marzo de 2012, marcando el nuevo máximo histórico de 5.639.500 en la cifra total de desempleados.
El sistema político español, electores incluidos, está dando sobradas muestras de absoluta incompetencia al seleccionar a los peores especímenes del terruño para dirigir la nave del Estado. Mientras el jefe supremo del navío acaba de ofrecer un bochornoso espectáculo, el segundo de a bordo, ni siquiera asoma por el puente de mando. El primer ministro se encuentra desaparecido, silente, como una esfinge barbada. Como escribe Javier Marías: "Personalmente, siempre me ha parecido un cabeza hueca, y así lo he manifestado en alguna ocasión: un hombre sin ideas y desde luego sin ímpetu, sin capacidad para entusiasmar a la gente, ni siquiera para crearle ilusión o esperanzarla. Eso no quita para que, consciente de sus limitaciones, pueda poseer cierta astucia. La astucia clásica de las personas sin ideas consiste en hacerse la esfinge"
Ese Rajoy que iba a formar un gobierno como Dios manda, es incapaz de dar la cara para responder de sus falsas promesas. Desde "hay que bajar impuestos" a "jamás implantaré el copago" pasando por "tenemos un plan perfectamente diseñado para salir de la crisis" o "no emplearemos un euro de dinero público en rescatar a la banca". En poco más de 100 días ha subido impuestos, ha implantado el copago sanitario, expulsando de la Sanidad pública a inmigrantes y jóvenes parados mayores de 26 años y decretado una amnistía encubierta para delincuentes fiscales.
En suma, el líder del Partido Popular ha demostrado que no tenía plan alguno, que su credibilidad en los mercados es cero y que las cifras de paro, herencia recibida aparte, son desastrosas. Del lado del empleo, entre enero y marzo de 2012 se han destruido 374.300 puestos de trabajo. Para colmo, este Gobierno tiene la desfachatez de anunciar que en 2012 se destruirán un total de 630.000 puestos de trabajo a tiempo completo ¡por el impacto de las propias medidas que está adoptando!¿Se atreverán ahora esos frívolos comentaristas frívolos de la derecha a seguir propagando la insultante mentira de que si hay paro es porque así lo quieren los propios desempleados? La sociedad española se encuentra sumida en un infernal atolladero en el que la realidad cotidiana se ha convertido en ese horror económico que hace ya tiempo denunciaba Viviane Forrester en el libro que lleva ese título, El horror económico:
¡Seguimos rutinas insólitas! No se sabe si es cómico o siniestro que, ante la falta constante, indesarraigable y creciente de puestos de trabajo, se obligue a los millones de desempleados, cada día laborable de la semana, el mes o el año, a salir a la búsqueda “efectiva y permanente” de ese trabajo que ya no existe. Cada día, semana, mes, año, se los condena a postularse en vano, frustrados de antemano por las estadísticas. Porque hacerse rechazar cada día laborable de cada semana, mes e incluso año, ¿no sería un empleo, un oficio, un aprendizaje? ¿Es un destino verosímil? ¿Una ocupación racional? ¿Una forma recomendable de emplear el tiempo?”
Cada día aumenta exponencialmente el número de personas que ingresa en la dramática situación de paro. Y cada vez son más las que se hallan desprovistas de una prestación. De ahí que quienes todavía conservan el derecho a un subsidio, se aferren a él como náufrago a una tabla flotante. La leyenda negra tejida en torno a quienes malviven con estas rentas sugiere que los perceptores prolongan indebidamente la situación para vivir a costa del presupuesto público sin dar un palo al agua.
Más allá de la colección de tópicos gratuitos, las investigaciones de campo realizadas con objetividad concluyen que la verdadera razón por la que los perceptores de estas prestaciones se "enganchan" a ellas no obedece a una especial proclividad a la molicie. Más bien es el propio sistema el que los atrapa en lo que se ha denominado trampas de pobreza (poverty traps) o trampas de desempleo (unemployed traps). Para no alargarme ahora, se lo explico aquí.
Estas trampas son un efecto indeseable de las rentas de inserción y subsidios condicionales, que se verían resueltas con una Renta Básica de Ciudadanía. Pero la verdadera y más horrorosa ratonera económica es la ideología que guía a la clase gobernante. Como acaba de señalar la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la verdadera trampa está en las políticas de austeridad. En su último informe, Trabajo en el Mundo 2012, la OIT señala que en hay un déficit global de 50 millones de empleos en comparación a la situación anterior a la crisis."Es poco probable que durante los próximos dos años la economía crezca a un ritmo suficiente para reducir el actual déficit de empleo".En concreto, dice la OIT, las medidas de austeridad aplicadas por el Gobierno español actual y el anterior "han afectado al crecimiento y al empleo en el corto plazo y, por el momento, no se han traducido en una reducción significativa del déficit fiscal", que era el objetivo perseguido. El informe añade que la obsesión por atajar el déficit de los Gobiernos, especialmente en Europa, está dañando el crecimiento, un efecto que la OIT bautiza como "la trampa de la austeridad".