No existe “ideología de género”, sino grados de civilización. Considerar al ser humano, sea hombre o mujer, depositario de iguales derechos y oportunidades en todos ellos, sin discriminación de ningún tipo, no es preceptivo de la izquierda o los progresistas, sino de todas las tendencias políticas “modernas” o civilizadas, cuyos idearios se adecúan a los avances de la humanidad. Se puede ser conservador en lo económico y hasta en la moral, pero defensor también de la dignidad y la igualdad de la mujer, en la misma medida que esa ideología ha asumido el divorcio, la emancipación de la mujer en cualquier ámbito social, laboral o económico y hasta su acceso, en igualdad de condiciones con el hombre, en el ejército y demás cuerpos armados. No es, pues, ideología, sino civilización.
Por eso, porque desgraciadamente existe la violencia machista y los que piensan que el papel de la mujer es subordinado al hombre, se hace imprescindible, no sólo la conmemoración de un Día Internacional contra la Violencia sobre la Mujer, sino cuantas manifestaciones y actos públicos se puedan celebrar todos los días en defensa de su libertad, igualdad y respeto. No apoyar individual o institucionalmente estas medidas por la erradicación de la violencia contra la mujer y la desigualdad es mantener comportamientos anclados en el tiempo de las cavernas, cuando el troglodita arrastraba por los pelos a su hembra. De aquella mentalidad procede la consideración de la condición subsidiaria de la mujer respecto del hombre y la negativa a reconocerle derechos y libertades, sin discriminación de ningún tipo.