Diabetes gestacional – Mi evolución

Por Clara Ingeniera @mamaingeniera

Hace ya poco más de un mes que la segunda curva larga de glucosa que me hicieron, dio positivo. Tardaron solamente 4 o 5 días en llamarme del hospital que me haría el seguimiento a partir de ese momento, y además, me convocaron para asistir a un pequeño cursillo sobre diabetes gestacional.

Maridín me acompañó a este cursillo y la enfermera le aplaudió, pues dijo que hacía muy bien apoyándome en algo que cambiaría mi estilo de vida de forma radical.

En total éramos 4 embarazadas. Dos de ellas ya estaban de 37 semanas, y según vio la enfermera en sus informes, sus bebés eran bastante grandes por lo que era urgente que controlasen sus dietas. La otra embarazada estaba de 32 semanas y yo, en aquel momento, contaba con 28 semanas de embarazo.

El cursillo duró 2 horas en los que la enfermera nos explicó en qué consistía la diabetes gestacional, cuales eran sus riesgos y como la atacaríamos. A cada una, en función de nuestro peso y nuestra evolución durante el embarazo, nos asignaron una dieta. Además, nos facilitaron un glucómetro con tiras reactivas y tiras de medición de acetona.

Nos explicó que debíamos realizar 5 mediciones de glucosa a lo largo del día, alternando diferentes momentos del día para que al finalizar la semana, haya como mínimo 3 mediciones de cada franja horaria. Estas mediciones se pueden realizar antes o después del desayuno, del 2º desayuno, de la comida, de la merienda, de la cena o del resopón.

Estas mediciones se realizan con un pinchacito en un dedo e impregnando la segunda gota de sangre que salga en la tira reactiva introducida en el glucómetro.

Los valores objetivos son los siguientes:

Antes de comer: entre 60 y 90 mg/dl

Una hora después de haber empezado a comer: por debajo de 120 mg/dl

Además, no solo hay que medirse la glucosa, sino también la acetona. Hay que evitar que nuestro cuerpo genere cuerpos cetónicos, pues son tóxicos para el feto. Las mediciones de acetona se realizan dos veces al día. Siempre al levantarme antes de desayunar y después alternando antes de comer o antes de cenar.

Esta medición se realiza haciendo pipí sobre una tira que cambia de color en función de si es positivo o negativo. El objetivo, evidentemente, es que siempre sea negativo.

Y seguro que más de una se ha quedado KO con lo de los cuerpos cetónicos. Estos cuerpos cetónicos se crean cuando el cuerpo ya ha agotado sus fuentes principales de energía (hidratos de carbono ingeridos) y comienza a coger de las reservas de grasa. Y son tóxicos para el feto, como ya he dicho, en el sentido de que pueden generar daños neurológicos, por lo que no es moco de pavo, ¡tenéis que comer!

Entonces, ¿como han sido mis primeras 4 semanas con dieta y medición de glucosa y acetona?

Pues un rollo, no os voy a engañar. Durante la primera semana, y siguiendo la dieta a rajatabla, vi que los valores de glucosa se me disparaban todos, y como veía mucha cantidad de hidratos de carbono en la comida y en la cena, empecé a reducirlos. De este modo, conseguía mantener por debajo de 120 mg/dl algunas mediciones, pero en cambio, muy de vez en cuando, daba positivo en cetosis.

Fui haciendo algunos cambios muy sutiles en la dieta, y en la primera visita con el enfermero del endocrino, me dijo que siguiera así, que si podía aguantar con menos hidratos, adelante.

Las dos semanas siguientes he pasado muchísima hambre, pues mi apetito ha aumentado, y entre horas lo paso fatal. Del 2º desayuno a la comida y de la comida a la merienda, se me hace eterno. Descubrí que ni las pipas, ni las aceitunas, ni el queso alteran mis valores de glucosa, así que voy picoteando cuando me apetece.

El pasado lunes 19 de octubre, tuve visita con la endocrina del hospital. Revisó mis valores durante estas 4 semanas y enseguida me lo soltó:

Tienes que pincharte insulina. No puedes estar pasando hambre y encima sigues dando picos puntuales de glucosa. Te pincharás insulina pero comerás tu ración en su totalidad, sin reducir nada.

La verdad es que me lo esperaba. Y en el fondo yo pensaba que sería lo mejor, pues la mujer me asustó diciendo que Bichito en la eco de la semana 20 ya era muy grande. Así que si la insulina va a hacer que todo vaya mejor, adelante.

Comenzaré pinchándome insulina rápida, antes del desayuno, de la comida y de la cena, pero una dosis muy pequeñita (4 unidades). Si al medirme una hora después de comer sigo estando por encima de 120 mg/dl en la siguiente vez tendré que subir una unidad de insulina. Es decir:

La primera vez que me pinché 4 unidades de insulina fue en la comida y una hora después di 136 mg/dl. En la comida del día siguiente, me tendría que pinchar 5 unidades antes de comer y ver que resultado doy. Y así, ir aumentando dosis hasta que me mantenga por debajo de 120 mg/dl.

La insulina me la puedo pinchar, según el enfermero, en la barriga (en los laterales) o en los brazos. Y sobra decir que el hecho de pincharme lo tengo más que superado, pero pincharme en el brazo resulta muy incómodo, pues en la barriga me da nosequé. Por otro lado, el cacharro es la mar de extraño, pues se trata de un “boli” precargado con la medicación y un selector de dosis:

Como veis, de boli tiene poca forma. No es como el Ovitrelle, por ejemplo. Cada cartucho o boli tiene unas 300 unidades, pues indica que tiene 100 unidades/ml y hay 3 ml de insulina.

Así que, me paso el día pensando en la comida, en que me tengo que pinchar para medirme el azúcar, que me tengo que pinchar para ponerme insulina y que no se me olvide que también tengo que mear en una tira. Lo positivo de estas 4 semanas ha sido que no he engordado ni un gramo. Me planté en los 61,5 kg y ahí sigo.

La diabetes gestacional se ha convertido en el monotema de mi vida, pero ¿qué remedio?