Sin embargo, sé que 2012 ha sido un año importante, diría que fundamental. Habrá un antes y un después de este año. Sin proponérmelo, sin casi tomar conciencia de ello. Simplemente como los tirones desde una moto. Una está a sus cosas, pero llega ese segundo y pasa. Simplemente pasa. Lo que creías que no podía pasar, pasa. Y aunque sientas el dolor del tirón, en realidad lo que duele es la ausencia.
Ya no soy la misma. Nunca seré la misma. Por ahora solo distinta. Ni siquiera sé si todo esto me hará mejor, aunque sí más fuerte. Y más sensible. Y más cariñosa. Y más valiente. Vaya, parece que sí, algo mejor ya soy.
Sinceramente no sé cómo finalizar una serie que empecé allá por junio para desahogarme, para hacer terapia con todo aquel que quiso leerme. Hace dos meses que terminé mi tratamiento y aunque aún no puedo decir que todo esté en su sitio, sí puedo afirmar que ha llegado la hora de decirle adiós al cáncer.
He vencido. Con mi chico, con mi familia, con mis amigos, con mi gente.
Me espera un 2013 cargado de gloria y me importa un pito lo que digan por ahí.
PD. Ahora que vuelve la luz, me doy cuenta de los 2012 de otros. De ese divorcio, de esa pérdida, de ese trabajo que no llega, de ese despido… a todos ellos, muchos besos y ánimos.
Bienvenido 2013. A ver si este año no nos roban nada.