Diagnóstico del autismo a los nueve meses de edad

Por Zulema @MamaEsBloguera

Anteriormente detectar que un niño tenía autismo no era posible hasta que cumplía dos años. Pero actualmente este trastorno puede ser diagnosticado cuando el pequeño tiene apenas nueve meses de edad. Esto se debe a un estudio llevado a cabo por un grupo de investigadores canadienses de la Universidad McMaster, de Ontario, Canadá.

Y es que el autismo afecta a cuatro de cada mil niños, por lo que es importante que se diagnostique lo antes posible para que el pequeño reciba el tratamiento indicado y no llegue a confundirse con otro tipo de trastornos.

De este modo, no se trata de una enfermedad, sino de una alteración en el desarrollo de las funciones cerebrales del niño, que afecta a su capacidad y posibilidades de comunicación de carácter emocional con otras personas e incluso a la organización de sus conductas en el desarrollo de su vida diaria.


El diagnóstico temprano es muy importante para iniciar tratamientos correctores


Al no tener cura, resulta de gran importancia poder saber tan pronto, a los nueve meses, que el pequeño lo sufre, ya que así, se controlará de forma precoz y por consiguiente se mejorará su calidad de vida.

En cuanto al estudio, se realiza en tan sólo diez minutos y consiste en analizar o centrarse en la dirección del movimiento ocular de los bebés cuando miran caras, ojos u objetos que se mueven en la pantalla de un ordenador. Y es que dicha investigación partía de la hipótesis de que un niño que interactúa visualmente con su entorno se desarrolla normalmente. Por ello, según el informe, los niños autistas no miran a la gente que le rodea a los ojos y su mirada tampoco se fija en los rostros de los demás. Así, se seleccionó a un amplio grupo de pequeños que tenían antecedentes familiares de autismo y a otro grupo que no tenían relación alguna con ese trastorno. Se les realizó la prueba de forma alternativa y se obtuvieron estos resultados, sin que hubiese un previo diagnóstico previo.

Así, este estudio se centra en el análisis de la mirada del pequeño, aunque ste trastorno también puede se manifiesta mediante la ausencia de vías de comunicación adecuadas, anomalía en la forma y contenido del lenguaje, así como de actividad imaginativa, de capacidad de imitación, así como preocupación persistente por objetos, intensa aflicción por cambios en aspectos insignificantes o nimios del entorno, entre otros. También puede detectarse insistencia irracional en seguir rutinas con cada uno de sus detalles. Desde que es un lactante se van mostrando estos síntomas, por lo que cuanto antes se confirme que se trata de un trastorno de autismo, antes se podrán tomar medidas.


La detección temprana puede mejorar en gran medida la calidad de vida del niño y su familia


De este modo, este estudio supone un importante avance, ya que, tal y como indica Mel Rutherford, responsable de dicha investigación, esta detección temprana también “podría facilitar la situación de los afectados, sus familias y futuras generaciones de pequeños con riesgo a padecerlo”.

De este modo, se continúa trabajando en esta línea, ya que la importancia de empezar a desarrollar las habilidades de los pequeños que sufren este trastorno, en vez de a los dos años, a los nueve o doce meses, supone una mejora, ya que, sin duda, este diagnóstico precoz abriría puertas para, poco a poco, conseguir que los pequeños evolucionen y noten mejoras mucho antes.