NÉSPOLO: “EL MÉTODO ME GENERA ANSIEDAD Y ME AYUDA”
Jordi Corominas i Julián22 abril 2015PortadaQuieren fugarse. En esta empresa poco razonable de huir es donde el Tano de algún modo, muy elidido y lleno de rodeas, encuentra esa pertenencia y ese pasado turbio detrás. Quizás también había algo en el orden de la honestidad de buscar en ese pasado el papel que tuvo cada uno y cómo esa Historia violenta te influye y condiciona no siempre para bien, otro tema que en la literatura de las dos últimas décadas me generaba malestar.En qué sentido.El hecho de que cuando salía esa temática de manera explícita la relación de narradores, autores y personajes era desde la posición de derrotados de la Historia. ¿Qué pasa cuando te pones a escarbar y te das cuenta que estás más cerca de los verdugos? Es el caso del Tano. Uno no tiene porque hacerse cargo de las culpas de sus padres, pero igualmente están ahí.Quien sí ha sido ecuánime en España con el tema al mostrar el tema de los vencedores y vencidos es Chirbes. Aparca el victimismo para plantear la situación desde una totalidad, porque si lo muestras desde una parte eres demasiado parcial e incurres en un gran error.La herida abierta en el fondo de la identidad argentina está relacionada con esa gran masa que de manera involuntaria y por no implicarse se queda igualmente comprometida. Las víctimas contables son muchísimas.¿Están comprometidos desde su pasividad?A eso me refiero. La fórmula de calle repetida era no te metás. Se refería a qué pasa en la madrugada en la casa del vecino que entran civiles y se llevan a toda la familia. Qué pasa en la esquina con ese retén policial.Y eso se ve en el libro tanto en el pasado como en el presente.Esa pasividad es colaboración voluntaria.Volvemos a lo silencioso. Para con el pasado se nota lo que dices en la familia del artista. Les cuesta estar bien entre ellas y les resulta muy complicado hablar del tema.Y sí, tiene qué ver con ese papel incómodo que tuvieron. En el caso de esos dos personajes tiene relación con algo muy común por aquel entonces: el exilio interior, evitar caer en la gran redada, cuando Buenos Aires tras el golpe militar se convirtió en una inmensa ratonera. Muchos militantes optaron por el exilio, pero otros con una implicación más tenue optaron por el exilio interior, una claudicación que también te condena. Nadie te libra del peso de la culpa.En España muchos optaron por estar en silencio con la Historia. Aquí partes del punto generacional de la huida, del malestar de la juventud, y consigues que el pasado se active a lo E.A. Poe. Un objeto desencadena todo, un cuadro que mete en la palestra de la trama a la intelectualidad.Me permitió tramar intrigas más detectivescas para desentrañar el origen del personaje a través de una cosa material. Es un hecho más que documentado que durante la represión todo lo que se podía arramblar de los secuestrados era considerado botín de guerra, de la guerra sucia contra la subversión. Se apropiaban de hijos, propiedades, muebles, coches y demás. El motivo que se me ocurrió azarosamente fue qué hubiese pasado si en ese botín un objeto tuviera valor patrimonial y con los años un valor de marcado, como una obra de Antonio Berni. No era descabellado imaginarlo, hace poco apareció una obra suya que se daba por desaparecida. Por otro lado Berni era un artista plástico comprometido con cuestiones sociales.El cuadro permite que el presente plácido adquiera la turbulencia de los tiempos de la represión.A nivel plástico e icónico funcionaba para mostrar el desamparo vital del personaje. La figura de un cuadro, Juanito Laguna, es un personaje de una serie de cuadros bien cotizados. Este cuadro de la novela es una invención.¿Qué simboliza Juanito Laguna?La marginación, la pobreza y el desamparo de la miseria y sobre todo un momento histórico a finales de los sesenta y principios de los setenta, cuando se formaron los barrios de chabolas en Argentina.En este sentido el Tano se mimetiza con Juanito Laguna.Claro, por su orfandad, al mirar ese pasado busca la madre ausente y al padre que no cumplió su función.¿Querías relacionar la madre ausente con el país que no se conoce?Está bien, pero es una línea de lectura que me gustaría surgiera del lector. No sé qué simboliza la madre, sobre todo porque viene del interior del país y tiene sangre indíena.Ahí entraríamos en otra capa.¿Qué puede simbolizar esa madre ausente? ¿Qué papel cumple? ¿Es culpable de ese episodio violento? ¿Fue una traidora? ¿Colaboró?En el caso español detecto la voluntad de enhebrar novelas de ideas a partir de la crisis, pero también creo que las buenas novelas de ideas las insertan en la trama sin que sean nada manifiesto, deben fluir.El error es cuando la tesis va por delante de la narración. En mi caso las ideas surgen a medida que avanza el relato por una cuestión de honestidad. A veces lo que brota del mismo relato puede ser contraproducente para uno mismo, pero creo que la historia puede plantear las ideas, lograr que aparezcan por sí solas.Esto me hace pensar en Piglia.Y eso que es un gran crítico, es un ensayista muy sólido. Sus novelas plantean innumerables tesis.¿Te afecta tu bagaje crítico como narrador?Es difícil saberlo, porque también un exceso de conciencia crítica te puede llegar a bloquear o tergiversar la materia narrativa que tienes entre manos. Quizá esto esté relacionado con la intencionalidad, cuando la antepones a la historia que estás trabajando. Intento que no me afecte ser crítico para mi tarea como narrador. No creo que se necesite una brutal mente analítica para ser un buen narrador.Vives en Barcelona y escribes sobre Argentina. ¿Te ayudó alejarte de tu meollo para centrarte en lo que querías narrar?Me gustaría escribir una historia ambientada en otro sitio, pero tengo una digestión muy lenta de las cosas. No trabajo con material autobiográfico, pero sí creo que es necesario tener un conocimiento de las cosas y los espacios narrados. Lo vivido ahora me puede servir dentro de una década. De verdad te lo digo. Inevitablemente recuperas referentes, buscas el origen de tu ficción desde una lejanía, siempre viene desde una distancia temporal muy grande. Un ejemplo para que me entiendas. No sé si sería capaz de describir el lago Titicaca como hago en el epílogo final sin conocerlo físicamente. Lo visité a principios de los noventa.Haberlo vivido te permite darle un simbolismo.Sin duda, pero creo que me gusta pensar que debe existir un fondo de veracidad en la ficción, más que de verosimilitud. La veracidad es un recurso técnico que se puede adquirir a fuerza de trabajo. En cambio la verosimilitud es un mero efecto del texto. Me gusta pensar que la veracidad le da un valor de verdad ajeno a los detalles.Otro mecanismo interesante de lo que cuentas es cómo te alejas de la actualidad y así adquieres un tiempo más pausado y no depende del detallismo concreto del hoy, algo que muchas veces lastra las novelas de hoy en día.No me lo había planteado, pero es verdad.Tu narración acelera por su ritmo y los personajes que se mueven, no hay una necesidad de plasmar lo que estamos viviendo de un modo absoluto. Puede que la lenta digestión sea la que da al relato su tono reflexivo.También tiene que ver con el manejo de los ritmos y la temporalidad de cada historia. En la primera novela el ritmo narrativo era mucho más acelerado y cinematográfico por la imposición de un presente inmediato. Aquí era todo lo contrario, una reconstrucción pausada y más reflexiva de esa temporalidad pretérita.