Diálogo y acuerdo para un gobierno para la gente

Publicado el 11 abril 2016 por Javiermadrazo

Artículo de opinión publicado en Noticias Obreras. Abril 2016. Javier Madrazo Lavín

Vivimos tiempos difíciles, marcados por la confrontación y el desencuentro, en un momento delicado, en el que la impotencia y la desesperanza condicionan el día a día de millones de personas sin empleo, con trabajos precarios e inestables y pocas o ninguna esperanza de mejora en el corto y medio plazo.La indignación provocada por la recesión económica y la pésima gestión de sus consecuencias, que se traduce en el empobrecimiento de una parte importante de la población, no ha sido suficiente para favorecer un cambio de gobierno ni tampoco de política. Nos encontramos ante una situación de bloqueo político generado por la incapacidad de los principales partidos para llegar a acuerdos amplios que desatasquen la situación en orden a la conformación de un nuevo ejecutivo. 

Fueron muchas las personas que el pasado 20 de Mayo acudieron a las urnas para dar su voto a un tiempo nuevo, en el que las sensibilidades en favor del cambio tuvieran la fuerza suficiente para conformar un gobierno con una clara agenda social, que priorizara las necesidades de las personas sobre las imposiciones de quienes ejercen el auténtico poder desde los inicios de la transición.

Lamentablemente, las expectativas e ilusiones de mucha gente no se han cumplido. El PSOE en lugar de establecer el eje del acuerdo en la Izquierda ( Podemos, Compromís e Izquierda Unida ) buscando la abstención de Ciudadanos, ha hecho lo contrario. En la elección del partido de Albert Rivera como socio principal , que no deja de representar a la derecha( aunque más moderna) ,han pesado mucho las líneas rojas que el Comité Federal estableció al candidato socialista , dejándole las manos atadas , al limitarle enormemente su margen de maniobra en la negociación . Tras la investidura fallida los dos partidos mantienen el acuerdo, hasta tal punto, que los diálogos con otras fuerzas los quieren realizarlos de forma conjunta.  

Desde Podemos están pidiendo a Pedro Sánchez que reflexione, se libere de la presión de la vieja guardia, y abra un diálogo sincero con aquellas formaciones que tienen capacidad para liderar una auténtica renovación y regeneración en España. Sin embargo, tras el debate en el Congreso para el nombramiento del Presidente del Gobierno el 2 de Marzo , los puentes entre el PSOE y Podemos ,han quedado muy deteriorados por las descalificaciones y exabruptos mutuos.

El partido de Pablo Iglesias no ha acabado de digerir que no haya sido el suyo el elegido como aliado de cara a la conformación de un gobierno de cambio. La formación morada tendrá que hacer una autocrítica por los errores cometidos tras las elecciones del 20D. Errores de talante (excesiva arrogancia) y de estrategia, al presentar la petición de cargos(vicepresidencia y ministerios) antes que las propuestas programáticas. Todo ello ha fortalecido las posiciones de los que dentro del Partido Socialista no querían un pacto entre las fuerzas progresistas.

De hecho hay voces cualificadas (Carlos Jiménez Villarejo o Manuela Carmena) que están pidiendo la abstención de Podemos para evitar la celebración de nuevas elecciones y para desalojar al PP del gobierno. Dicen estas voces que es mejor condicionar e influir en el gobierno PSOE-Ciudadanos ,en todos los aspectos regresivos del acuerdo (reforma laboral,SMI,TTIP,fiscalidad,modelo territorial…) ,que ir a unas nuevas elecciones que pudieran acercar la mayoría absoluta a la derecha PP-Ciudadanos y dar la presidencia del gobierno a un candidato del PP que con mucha probabilidad no sería Mariano Rajoy. Máxime cuando no está claro, a la vista de diferentes encuestas, que Podemos lograra el sorpasso (adelantamiento al PSOE) en las próximas elecciones y que pudiera mantener las alianzas(con la consiguiente merma de diputad@s) con Compromís, En Marea y En Comú Podem a la vista del intento de estas fuerzas de independizarse y constituirse en partido instrumental de cara a formar grupos parlamentarios separados.

Lo que no parece viable es que fructifique antes de una nueva cita con las urnas la gran coalición (PP-PSOE-Ciudadanos) que está defendiendo el partido de Mariano Rajoy. Un partido totalmente deslegitimado por la corrupción institucionalizada , la sumisión al FMI y al Banco Central Europeo y la política de recortes que nos han conducido a esta situación de paro, precariedad y empobrecimiento. La derecha no puede ser la solución a los problemas a los que nos enfrentamos. Estamos donde estamos por las decisiones que han tomado desde su llegada a la Moncloa en 2012.

La mayoría de la sociedad que quiere acabar con el austericídio y que aspira a contar con unos gobernantes al servicio de su pueblo y no de las élites económicas, desearía que se retomaran las conversaciones suspendidas en el ámbito de la izquierda. Es cierto que la confianza está resquebrajada y el primer paso debe ser restablecerla. Sin duda, todos los actores concernidos son responsables de que esta pretensión llegue a buen puerto. Pero la mayor dificultad se encuentra en todas esas voces( muy influyentes) que dentro PSOE rechazan un acercamiento a Podemos, Compromís e IU. Superar esta oposición interna no parece ser, sin embargo, una prioridad para Pedro Sánchez, preocupado por su propia supervivencia como Secretario General y candidato a la Presidencia. Mientras esta situación se mantenga parece poco probable un gobierno de progreso en España.

Ojala finalmente se impongan la razón y la cordura, y no nos veamos en la obligación de acudir a las urnas otra vez en Junio. Ello representaría la incapacidad de los principales partidos de anteponer el interés general a los intereses partidistas.

Estamos perdiendo un tiempo precioso para enmendar todos los atropellos cometidos por el actual gobierno y sería muy decepcionante llegar a la conclusión de que nos hemos encontrado durante estos meses ante una mera escenificación para posicionarse ante una inminente campaña electoral. La ciudadanía asiste perpleja a un espectáculo poco edificante y nada constructivo, que muchas personas perciben con desazón como un vodevil. Corremos, de hecho, el riesgo de una desafección creciente respecto a la política y a quienes la representan. Un error grave que lesiona la democracia y lastra nuestro futuro.

El PSOE debe aprender a escuchar más a sus votantes, debe mirar más a su izquierda que a su derecha y debe, igualmente, repensar su estrategia en relación con Cataluña y Euskadi. Hoy más que nunca resulta imprescindible situar a las personas en el centro de la acción pública y habilitar cauces de participación para que las decisiones no sean patrimonio de unas élites minoritarias. En España no hace falta una segunda transición, hace falta un nuevo proceso constituyente que regenere, repiense y transforme nuestro sistema político donde la prioridad sea la superación de las desigualdades e injusticias. A esta apasionante tarea están llamadas no sólo las fuerzas políticas sino el conjunto de la sociedad. Una sociedad cada vez más consciente y participativa en la que residen las esperanzas en un futuro mejor y que ha demostrado, en muchas ocasiones, más madurez que sus representantes políticos.