Apocalipsis Ahora
(Apocalypse Now, 1979)
Director: Francis Ford Coppola.
Guión: John Milius, Francis Ford Coppola, Michael Herr (sobre la novela “El Corazón de las Tinieblas” de Joseph Conrad).
Elenco: Martin Sheen, Marlon Brando, Robert Duvall, Frederic Forrest, Sam Bottoms, Albert Hall, Laurence Fishburne, Dennis Hopper.
Premios Oscar: Mejor Fotografía (Vittorio Storaro) y Mejor Sonido. Nominación por Mejor Película, Director, Actor Secundario (Robert Duvall), Guión Adaptado, Dirección de Arte y Edición. Palma de Oro en el Festival Internacional de Cine de Cannes.
El Capitán Willard es un oficial de los servicios de Inteligencia del ejército americano al que le encargan un peligroso viaje río arriba hacia el interior de la selva camboyana. Su misión: matar a un enigmático coronel estadounidense instalado en aquella zona remota y que, aparentemente, ha perdido el juicio. Durante el trayecto, Willard comienza a sentirse fascinado por el currículum del coronel, al tiempo que empieza a conocer aspectos de la guerra que le harán comprender mejor las razones de ese hombre al que tiene que asesinar.
La secuencia a reseñar se ubica al inicio de este portentoso filme. Es 1969 y es la Guerra de Vietnam. Muy a su pesar, el joven pero desolado Capitán Willard (Martin Sheen) sigue estancado en Saigón. Hasta su cuarto de hotel han llegado dos militares para llevarlo al campamento base donde debe entrevistarse de manera confidencial con unos superiores a quienes en realidad no conoce. Una vez ahí, y luego de bajar del helicóptero que lo transportó al área, Willard es conducido a la improvisada oficina de Inteligencia donde le recibe el Coronel Lucas (Harrison Ford), que está acompañado del veterano General Corman (G.D. Spradlin) y de un misterioso civil llamado Jerry (Jerry Ziesmer).
Sin que apenas se identifiquen, el Coronel Lucas le hace a Willard un interrogatorio para hacerle notar que aunque él no los conozca, ellos sí tienen referencias clasificadas sobre su persona. El Gral. Corman lo invita a sentarse a su mesa para almorzar mientras le hacen oír unos audios sobre un tal Coronel Walter E. Kurtz (Marlon Brando), oficial renegado que ha establecido un campamento con los nativos en la profundidad de las selvas de Camboya. Willard escucha aquella voz rasposa y fascinante mientras observa las fotografías y el expediente de ese hombre que ha abandonado el ideal del ejército americano para volverse en su contra. Sin saberlo todavía, está conociendo el objetivo de la misión por la que fue llevado hasta ahí, y que le será revelada cuando la cinta termine de reproducirse.
Gral. Corman: Walt Kurtz fue uno de los oficiales más sobresalientes que este país jamás ha producido. Era brillante. Era sobresaliente en todos los aspectos. Y además también era un buen hombre, un hombre humanitario. Un hombre con agallas y buen humor. Se unió a las Fuerzas Especiales... Y después de eso sus… ideas, métodos… se volvieron… dementes… Dementes.
Col. Lucas: Ahora ha cruzado hacia Camboya con este… ejército suyo Montagnard que idolatra al hombre como a un Dios, y siguen cada orden, por ridículas que sean.
Gral. Corman: Bueno, tengo alguna otra noticia fuerte que darle. El Coronel Kurtz estaba a punto de ser… arrestado por asesinato.
Willard: No entiendo, señor. ¿A quién asesinó?
Col. Lucas: Kurtz ordenó la ejecución de ciertos agentes de inteligencia vietnamitas, hombres que él creía eran “dobles agentes”. Así que puso el asunto en sus propias manos.
Gral. Corman: Bien. Verá, Willard… en esta guerra las cosas… se vuelven confusas: el poder, los ideales, la vieja moral, y la necesidad militar práctica... Pero ahí afuera, con esos nativos… debe ser una… tentación… ser Dios… Como hay un conflicto en el corazón de todo hombre, entre lo racional y lo irracional, entre el bien y el mal, y el bien no siempre triunfa…, algunas veces, el lado oscuro supera lo que Lincoln llamó “los mejores ángeles de nuestra naturaleza”. Todo hombre tiene un punto límite. Usted y yo lo tenemos... Walt Kurtz ha sobrepasado el suyo… y es muy obvio que se ha vuelto loco.
Willard ha escuchado atentamente la descripción del General. Y se ha dado cuenta de que éste y los demás esperan que concuerde con sus ideas sobre Kurtz, o al menos que así lo diga.
Willard: Sí, señor (se aclara la garganta). Bastante, señor. Obviamente está loco.
El General Corman parece satisfecho. Se lleva a la boca un vaso de vino y mira hacia Lucas para que ahora sea él quien explique la misión.
Col. Lucas: Su misión es proceder al río Nung en un bote patrulla de la marina (tose), encontrar la ruta del Coronel Kurtz en Nu Mung Ba, seguirla, ver todo lo que pueda en el camino. Cuando encuentre al Coronel debe infiltrar su equipo (tose) de la manera que pueda, y poner fin al comando del Coronel.
Willard: Poner fin… ¿al Coronel?
Gral. Corman: Está allá afuera operando sin ninguna restricción decente, sobrepasando totalmente los límites de cualquier conducta humana aceptable, y todavía sigue en el campo, comandando tropas.
Jerry: Ponerle fin… con extrema precaución.
Col. Lucas: Ha de entender, Capitán, que esta misión no existe… y nunca existirá.
Jerry le ha ofrecido una cajetilla de cigarros a nuestro protagonista. Willard toma uno y acepta el fuego que le ofrece el encendedor de aquel tipo. Queda pensativo, meditando en algo que acaba también de aceptar: la difícil tarea de matar a un hombre, un hombre con una trayectoria militar impecable, un hombre del que sabe su nombre, ha oído su voz y conoce su imagen, un hombre que como él, conoce el horror de la guerra y las tinieblas del corazón humano.