Cabalgar en Solitario (Ride Lonesome, 1959)
Director: Budd Boetticher.
Guión: Burt Kennedy.
Reparto: Randolph Scott, Karen Steele, Pernell Roberts, James Best, James Coburn, Lee Van Cleef.
Ben Brigade (Randolph Scott), un frío cazador de recompensas, captura en un rocoso paisaje al joven Billy John (James Best) buscado por matar a un hombre por la espalda, y planea llevarlo a la ciudad para que le juzguen. Al inicio del trayecto se detienen en una estación de vigilancia, donde Brigade encuentra a una conocida pareja de pistoleros, Sam (Pernell Roberts) y Whit (James Coburn), que han tomado como momentánea rehén a la bella esposa (Karen Steele) del guardia de la región, ausente por salir en la búsqueda de una cuadrilla de caballos robados. El par de pistoleros desean dejar de ser perseguidos por la ley, y ven en la amnistía que conceden a quien entregue a Billy la posibilidad de conseguirlo. Al darse cuenta que el esposo ha sido asesinado por una tribu de indios mescaleros que pretenden intercambiar a la mujer por un caballo, y que tanto Brigade como los otros quieren utilizar al prisionero para sus propios fines, deciden unir fuerzas y acompañarse en el camino de tres días que les espera hasta Santa Cruz, pues los indios los persiguen y el hermano del detenido (Lee Van Cleef) les sigue la pista dispuesto a liberarlo. La tensión aumenta porque tanto Brigade como Sam Boone saben que al final del camino tendrán que enfrentarse por la custodia del prisionero, y tal vez, por el amor de la atractiva mujer.
Notable western de uno de los maestros del género, que sigue el patrón de austeridad de medios, pocos personajes, protagonista solitario y como telón de fondo paisajes bellos e inhóspitos (los de Lone Pine, California). La escena que hemos elegido sucede a los 40 minutos de este corto pero intenso filme (sólo dura 73 min.), a la mañana siguiente del ataque de los indios cuando, refugiados en una construcción en ruinas donde han pasado la noche, Carrie Lane (Steele) se levanta para acicalarse contemplando el amanecer en el horizonte; mientras se peina, es observada desde cierta distancia por Sam Boone y Whit. Boone se afeita mientras Whit le detiene un pedazo de espejo para que pueda verse.
Sam Boone: Es extraordinario. Dice que estuvo casada con ese tipo de la estación casi un año. ¿Puedes imaginar tenerla a tu lado todo ese tiempo… con sus días, y sus noches? ¡Ahhhh! (suspira) Solo de pensarlo me dan escalofríos.
Whit: ¿Qué va a hacer ahora sin un hombre?
Sam: …Buscarse otro.
Whit: Pero si estaba muy enamorada de ese. Quizá prefiera quedarse viuda.
Sam: No la imagino. No le va. A esta no le va lo de ser viuda. Algunas… se… se conforman pero… pero esta necesita un hombre a su alrededor…
Whit: ¿Cómo lo sabes?
Sam: (sonríe) Lo he leído en sus ojos, Whit. (éste se queda viendo a los pechos de la mujer) ¡En sus ojos! (lo golpea con su paliacate mojado, jugando).
Cabalgar en Solitario respira un ambiente de tensión psicológica debido a que los personajes esconden sus verdaderas intenciones y la traición merodea. Nos habla de la venganza y el saldo de deudas, de las traiciones, de la amenaza de los indígenas, de la horca como castigo por cometer homicidio, así como del indulto y la recompensa monetaria a cambio de entregar forajidos a la ley. Sus personajes principales son hombres rudos con pasados turbios y traumáticos que buscan solucionar sus pesares, pero curiosamente también está implícita una fuerte carga sexual muy bien matizada, y alguno que otro guiño homoerótico entre los personajes de Cobourn y Best. Cinta ampliamente recomendada.