La casualidad hizo que, justo después de leer Rehenes, el diario de Ana Frank me llamara a gritos desde la estantería, así que no me resití. Es una edición que compré hace unos años en la feria del libro antiguo, de una editorial mexicana (Publimexi, no la conocía), que estaba nuevo a estrenar y por 3 € así que, aprovechando que no lo había leído todavía, lo compré.
No sé muy bien qué me esperaba encontrar, porque todos sabemos la historia, incluso he visitado Amsterdam y el Anexo Secreto, pero me ha sorprendido igualmente.
Por si alguien no lo ha leído, comenzaré por nombrar a las personas que se escondieron en el Anexo: el matrimonio Frank y sus hijas Ana y Margot; el matrimonio Van Daan y su hijo Peter, de la edad de Margot; y un dentista llamado Dessen que se unió un poco después, pues pensaron que tenían espacio suficiente para otra persona. Los apellidos los cambió la propia Ana (o tenía pensado hacerlo en la versión definitiva de su diario).
Lo primero que llama la atención es que todos los trabajadores de la empresa, sin excepción, les ayudaron a esconderse e instalarse en el anexo, y que se ocupaban constantemente de que estuvieran bien y tuvieran suficiente comida, teniendo en cuenta las reestricciones cada vez más duras, que vivían entonces. La verdad es que lo tenían todo tan sumamente bien preparado que yo también hubiera confiado en que podría pasar la guerra allí.
La propia Ana comenta que hay dos personas en ella, y creo que se reflejan muy bien en el diario, porque durante el primer año, más o menos, tenemos a una Ana curiosa, sin pelos en la lengua, criticona y, por qué no decirlo, a veces impertinente. La convivencia con los Van Daan es complicada, y es que hay que tener en cuenta que eran 7 personas, y luego ocho, conviviendo en un sitio bastante pequeño, pero también se vislumbra que los adultos no se adaptaron tan bien como los niños: se preocupaban por si estaban utilizando la vajilla de unos o la de los otros, la señora Van Daan coqueteaba con el padre de Ana, criticaban a la niña si no comía… y cosas así que no tienen importancia, pero que se convierten en el foco de un conflicto cuando llevas meses oyéndolo. Aunque hay que considerar que solo poseemos la visión de Ana y, por lo tanto, una visión parcial de todas estas rencillas.
La señora Van Daan tuvo de nuevo otra rabieta: es muy caprichosa y lo guarda todo bajo llave cada vez con mayor avidez. (…)
Hay personas que se complacen en educar no solamente a sus propios hijos, sino también a los ajenos. Los Van Daan pertenecen a esta categoría. No se ocupan de Margot; ¡ella es la cordura, la delicadeza y la inteligencia personificadas! Pero tal vez parece qeu yo valgo por dos niñas malcriadas.
Domingo, 27 de septiembre de 1042
Posteriormente Ana deja de contarnos los aspectos negativos de su reclusión cuando se enamora del hijo de los Van Daan, Peter. Es entonces cuando nos habla de sus proyectos para el futuro, lo que quiere hacer cuando termine la guerra, etc. Es ora Ana, y la verdad es que el lector agradece el giro de los acontecimientos porque esa Ana tan madura nos alegra la lectura, si conseguimos olvidarnos de que conocemos el final de la historia. Cómo me hubiera gustado que el resto de los habitantes hubiera escrito también su propio diario, para conocerlos a todos en profundidad; especialmente Peter, que es tan tímido y del que solo conocemos sus pensamientos a través de las suposiciones de Ana. También asistimos a la ruptura de la relación con su madre, de la que casi no habla en esta segunda parte, y a la unión con su hermana que, al principio, estaba dibujada como uno de “los mayores” pero, ahora que Ana también ha crecido, la ve como una igual.
Se nota que a veces tienen miedo de ser descubiertos, es una posibilidad que flota en el aire, sobre todo después de los numerosos robos en el almacén y las oficinas juto al Anexo, pero yo creo que, en general, todos eran muy positivos. Solo hay que ver que dedicaban el día a estudiar para seguir al día cuando los chicos regresaran al colegio, empezaban cursos por correspondencia, leían libros que Miep les traía de la biblioteca…
Las personas libres jamás podrán concebir lo que los libros significan para quienes vivimos encerrados. Leer, aprender, y la radio… Esa es toda nuestra distracción.
Domingo, 11 de julio de 1943
¡Qué broma del destino tan cruel se volvió contra los habitantes del Anexo! Quién iba a decir que, después de 2 años escondidos y meses después del Desembarco de Normandía, cuando las noticias de la radio que escuchaban se centraban en los avances de los aliados, finalmente son descubiertos y trasladados a campos de concentración.
Anoche, en la emisión de ultramar, el ministro Bolkestein dijo que después de la guerra se recopilarían las cartas y memorias de esta época. Por supuesto, todos los ojos se volvieron hacia mí como si quisieran arrebatarme mi diario. Imagínate, una novela sobre El Anexo Secreto publicada por mí. ¿Verdad que sería interesante? ¡El título parece de novela policíaca!
Miércoles 29 de marzo de 1944
¡Estoy eufórica y no puedo ser lógica! ¡Solo de pensar que en octubre pudiera sentarme nuevamente en los bancos de la escuela, enloquezco de alegría!
Viernes, 21 de julio de 1944
En fin, una historia sobre la evolución de esta niña que vivió una situación terrible pero, a pesar de lo cual, pudo desarrollarse, perfilar sus opiniones y puntos de vista, enamorarse y apreciar las pequeñas cosas que pueden hacerle a uno feliz.
Os dejo el enlace al museo de Ana Frank, donde se puede hacer una visita virtual al Anexo Secreto: The Secret Annex Online. Me ha venido muy bien, porque no me acordaba de la distribución, y así me pude situar muy bien en sus escritos.
No voy a darle una puntuación, porque simplemente es el Diario de Ana Frank.
Título: Diario de Ana Frank Autor: Ana Frank Editorial: Debolsillo Encuadernación: Bolsillo ISBN: 978-84-9759-306-9 Páginas: 384 Precio: 9,95 € Propósito personal: 15/100 Reto clásicos: 5/10