La maquinaria del insulto popular está muy bien engrasada. Al PSOE en pleno, a sus militantes y simpatizantes, a sus votantes, Esperanza Aguirre nos han señalado con el dedo para ponernos la marca de colaboradores necesarios con el terrorismo etarra a cuenta de la sentencia del Constitucional con el tema Biltu. Hoy mismo, González Pons, ese ejemplo de mesura verbal, ha relacionado la campaña electoral con Rubalcaba y los últimos asesinatos machistas en una vergonzosa mezcla que sólo pretende que los ciudadanos compartan su ofuscada confusión mental. Y como estos, día a día, semana a semana, mes a mes, año a año, los españoles venimos sufriendo los ataques furibundos de este ejército de kamikaces verbales que han decidido que al electorado se le gana jaleándole, mintiéndole, distorsionando la verdad y la realidad y exhibiendo una total ausencia de propuestas y alternativas.
Por eso, no es lo mismo votar a unos que a otros. Algo que, paradójicamente, sí sucede en Almansa. Aquí sí es lo mismo votar al PP o a los Independientes. Cada uno de ellos es un lado de la misma cara (del mismo rostro, dirían algunos). La cara del despilfarro, del desgobierno y del interés propio olvidando el general. Cuatro años han sido suficientes para demostrar que con la prepotencia no se llega muy lejos. Cuatro años de constantes peleas entre ellos nos han enseñado que son incapaces de trabajar juntos por nuestra ciudad. Cuatro años. Almansa ya ha tenido bastante.