Tanto el libro como la propia experiencia de su lectura es una montaña rusa, por típico que suene. El largo arranque engancha, a pesar de que he leído críticas que dicen que es lento; es mi parte favorita, en la que se cuece a fuego lento y gran detalle un movidón muy serio. Todos los detalles son fundamentales, sobre todo los que parecen chirriar. En el punto medio, alucinas; y en su desarrollo, se entremezclan los giros brillantes con los problemáticos y, aquí soy consciente de que es una opinión personal y seguramente a contracorriente, la resolución final me decepcionó.
El boom que es esta novela creo que se basa en la singular construcción de una historia a priori muy vista en el género, más sus personajes, perfectamente trabajados. El propósito de la novela: romper los esquemas del lector. Siempre que esto se hace, se intuye una intención de reflexión sobre las convenciones del género, sus expectativas. No hay nada que me guste más. Pero tal y como lo resuelve...no. Es un libro de diez durante tres cuartas partes de su extensión. Pero llega un momento en el que sacrifica a (mi) Nick y a (mi) Amy. Hay dos acciones determinantes que yo no me creo (y tampoco quiero spoilear aún más, si queréis seguimos en los comentarios); no están a la altura de los protagonistas, están fuera de personaje. Y más en una novela que se basa tanto en el plan perfecto, destruírlo también debería requerir una construcción igual de cuidada. Ojo, tal vez el problema es mío, que me he acostumbrado a psicópatas perfectos.
¿Recomiendo el libro? Muchísimo, es entretenido y fascinante, con un montón de subtemas muy interesantes: el papel de la televisión, los padres, el paro y la depresión económica (fantástica la imagen de Carthage, Missouri, con su centro comercial fantasma, a la que un par de pijos newyorkinos de ven obligados a "emigrar"). Además, yo lo leí en inglés, y lo recomiendo si buscáis una lectura para practicar y tenéis nivel medio-alto. El vocabulario es más accesible al ser contemporáneo, y como engancha, da menos pereza.
Por último, David Fincher, casi nada, está en negociaciones para dirigir la peli. Con este material, va a estar en su salsa.