Juan Martorano
A 739 días del inicio de la contingencia en la República Bolivariana de Venezuela producto de la pandemia global de la Covid 19, en el inicio de la semana 106 de esta contingencia, y siendo el jueves 24 de marzo de 2022, voy a permitirme compartir algunas reflexiones producto de algunos indicios que vengo observando a propósito de las recientes cifras de la pandemia en Venezuela.
En primer lugar, desde el 13 de marzo de 2020 y hasta el miércoles 23 de marzo de 2022, las cifras oficiales registran 519.872 contagios, 511.803 personas recuperadas, lo que representa un 98,45% y 5.673 fallecidos para un 1,09% de letalidad, una de las más bajas del mundo.
Cabe destacar que desde el 1 de noviembre del año 2021 y hasta la fecha, Venezuela goza de una flexibilización amplia, debido a estas cifras tan bajas de la Covid 19. Hablar de como se llegó hasta ahí sería largo y entendido, pero las razones de esas cifras estriban en la vacunación que ha habido en el país, cuya tasa es bastante alta, los tratamientos y medicamentos para aquellos que han resultado y las que han resultado contagiados y contagiadas, pero sobre todo, la conciencia del pueblo venezolano en observar y acatar las normas de bioseguridad, y en su momento las normas de cuarentena radical o confinamiento como se le conocen en otros países.
Como lo dije en su momento, la adopción de medidas oportunas y a tiempo es lo que hace que en estos momentos la República Bolivariana de Venezuela se encuentre en una situación de nueva normalidad, que si bien no podríamos decir que es la misma previa al 13 de marzo de 2020, se le aproxima y por mucho.
Es de ahí que una amiga entrañable, al ver que todo está casi «normal» en el país, y esto porque recientemente la Sudeban ordenó a las agencias bancarias públicas y privadas del país a trabajar en su horario habitual, e incluso abrir agencias que por razones de bioseguridad debían permanecer cerradas, y me formuló preguntas respecto a mis labores, tomé su comentario para escribir estas líneas.
En primer lugar, pese a que el país entró en una nueva dinámica y nos encontramos en una «nueva normalidad», la misma no por ello deja de ser relativa y sobre todo vigilada, ya que el decreto de estado de alarma de la Covid 19 se mantiene vigente y si bien estamos en una flexibilización amplia, eso no quiere decir que por razones de prevención y seguridad se pueda volver a medidas de confinamiento o cuarentena.
La razón estriba en que si bien es cierto las cifras en el país se mantienen bajas, incluso se logró un aplanamiento en la curva de contagios, fallecidos y casos activos y un incremento en los recuperados y en los vacunados, no obstante, en el continente europeo los casos están subiendo de nuevo como me indicó mi buen amigo el Dr. Luis Manuel Hernández, por lo que habrá que estar alertas de posibles olas que podrían venirse.
Por eso pese a esta nueva realidad que vivimos, y que desde todos los órdenes para Venezuela esto resulta muy positivo, no sólo por la dinámica económica sino en lo social, en lo psíquico y hasta en lo espiritual nos equilibra y fortalece, no debemos bajar la guardia ni relajar las precauciones adoptadas.
De ahí, que me permito plantear lo que otras veces he hecho por estas mismas vías, de plantearme el final de esta columna infiriendo e insinuando que la pandemia estaría llegando a su fin, por lo menos en lo que a la República Bolivariana de Venezuela se refiere. Incluso podría solicitar a ustedes su opinión al respecto.
Si al final decidiera poner fin a esta columna, indudablemente no dejaría de escribir, sólo que ahora nacería un nuevo espacio porque estaría aperturando una nueva etapa en mi faceta de analista y articulista. Etapa en la que espero me sigan acompañando.
Pero es que este día de hoy, 24 de marzo de 2022, no sólo se conmemoran los 168 años de la «abolición de la esclavitud» en Venezuela (aunque pasamos a nuevas formas de explotación, más refinadas e imperceptibles a través del sistema capitalista) sino que este día, como dirían los astrónomos y astrólogos, en pleno equinoccio de primavera, nacen nuevos proyectos y mueren viejos planes. Se abren nuevas etapas y se cierran otras.
Así como hoy, en la mañana, a las 5 am, me tocó despedir a mi amiga «Luna», la perrita de la que escribí hace algunos días y hoy finalmente decidió descansar eternamente, así como a lo largo de esta pandemia me ha tocado dejar partir a seres muy queridos por mí (Valerio Matihuán, Tía Rita y hace dos meses mi tío Francisco) me ha tocaso también dejar partir a esta compañera de la raza canina, que durante 12 años nos acompañó a mí y a los míos. Igual deseándole que vuele alto y recordándonos aquel axioma del comandante Chávez: «Porque la capacidad de amar es infinita…»
Pero esto que ocurre también debemos tomarlo como parte de los nuevos comienzos y parte del ciclo de la vida que nos ha tocado transitar por estos tiempos.
Por eso me abro a todas las opiniones y sugerencias que surjan. Pareciera que la pandemia estuviera llegando a su fin, por ende, pasaría a una nueva etapa como articulista y analista. Pero cuento con su opinión y sugerencia para decidir el camino a seguir y los cursos de acción a tomar.
Así están planteadas las cosas.
¡Bolívar y Chávez viven y sus luchas y la Patria que nos legaron siguen!
¡Independencia y patria socialista!
¡Viviremos y Venceremos!
Abogado, Defensor de Derechos Humanos, Militante Revolucionario y de la Red Nacional de Tuiteros y Tutiteras Socialistas. http://Www.juanmartorano.blogspot.com , http://www.juanmartorano.wordpress.com , jmartoranoster@gmail.com, j_martorano@hotmail.com , juan_martoranocastillo@yahoo.com.ar , cuenta tuiter e instagram: @juanmartorano, cuenta facebook: Juan Martorano Castillo. Canal de Telegram: El Canal de Martorano. jmartoranoster@gmail.com @juanmartorano