Diario de una escapada

Por Expatxcojones

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Jueves, 15:20 p.m., Barcelona
Acabo de aterrizar en el aeropuerto de El Prat. Cojo un autobús que me lleva al centro. Estoy sola, sin niños ni marido. Mi única acompañante, una bolsa de mano con ropa para un dos días. Mi primera parada, la librería. Una hora y media después de entrar, salgo cargando lo siguiente.
Cosas que los nietos deberían saber, Mark Oliver EverettTambién esto pasará, Milena BusquetsA salto de mata, Paul AusterMemoria por correspondencia, Emma ReyesMi padre y yo, J.R. Ackerley
Compro, también, un paquete de Playmobil para Terremoto. Contiene un guerrero samurái y un dragón.
Jueves, 19:40 p.m., Barcelona
Llego al barrio de La Ribera, centro económico de la ciudad entres los siglos XIII y XV. Calles estrechas, edificios bajos y casi ningún automóvil. Tiendas de diseño, galerías de arte, colmados paquistaníes y restaurantes de lo más variado. Aquí está la casa de mis amigos, Oriol y Abel. Está noche dormiré en su sofá cama. Antes, cena en casa y, después, copas en la terraza.
En la nevera hay esto:6 tarrinas de mouse de vainillaUn bote de pepinillos (medio vacío)Un bote de pesto (medio vacío)Un tupper con restos de cous cousUn tupper con ensalada2 paquetes de queso gorgonzola3 huevosJamón, pavo, parmesano y chorizo (todo envuelto en papel film)Una botella de agua y otra de limonada2 botes de kilo de yogur griegomedia naranjaun limónmedia cebolla (envuelta en papel film)medio tomate (envuelto en papel film)2 botellas de vino tinto (por la mitad)1 botella de cacaolat (tres cuartos)1 botella de zumo de naranja (por abrir)1 bote de mayonesa2 botes de salsa de soja1 botella de salsa de carne1 lata de atún1 lata de aceitunas1 bote de mostaza1 sobre para preparar salsa de carnequeso ralladosirope de agave ( ni puñetera idea de lo qué es)un trozo de mantequilla
Viernes, 11:30 a.m., Barcelona
Me levanto, me ducho y me lavo los dientes. Salgo a la terraza y me tumbo al sol mientras miro a Abel tender la ropa. Comemos. Ponemos la tele y nos quedamos dormidos.  
Viernes, 18:05 p.m., Barcelona
Salgo de casa. Abel sigue durmiendo. Le dejo una nota de despedida en la mesita. Camino los siete minutos que me separan de la parada del metro. Compro el billete y subo al vagón. Me siento frente a un par de hombres. Por su indumentaria deduzco que son obreros. Uno lleva dos puntos azules tatuados en la mano. Una vez alguien me dijo que se trata de un tatuaje carcelario. Un punto, has estado en prisión. Dos, has salido. ¡Mierda! He cogido el metro en dirección contraria. Me bajo. Hago trasbordo. Mientras espero a que llegue el siguiente convoy me siento en un banco. A mi lado, un padre con su hijo. Tienen rasgos indígenas. Él lleva un paquete en las manos. El niño, de unos ocho o nueve años, lee un libro. Me fijo porque es gordo y de letra muy pequeña. Quiero preguntarle el título pero no lo hago, me da vergüenza, entonces escucho lo siguiente.
   —Dice que me expreso mal—dice el niño.
Llega el metro, las ruedas chirrían, la gente se amontona en el andén y la conversación entre ellos me resulta inaudible.
   —La vida es así... —oigo que responde el padre mientras suben al convoy.
Al oír sus palabras no puedo evitar pensar en cómo habrá sido su vida. La vida del inmigrante. Sabe que la suerte no ha estado ni estará de su parte. Resignado, acepta la derrota como algo normal.
Viernes, 19:15 p.m., Barcelona
Llego al barrio de Poblenou, conocido en el S.XIX como “El Manchester catalán”. Esta zona fue el área de mayor concentración industrial de Cataluña. Actualmente, el lugar combina los antiguos almacenes y naves industriales con la construcción de nuevos hoteles de diseño, edificios de viviendas y lugares de ocio. Aquí está la casa de mis amigos, Dani y Sergi. Está noche dormiré en su sofá cama. Antes, cena en un restaurante del Borne y, después, copas en casa de Vivi.
En la nevera hay esto:Tupper con patatas y judías verdesTupper con un variado de setasUna lata de Coca-cola, una lata de cerveza y otra de limonada1 botella de tónica NordicUn bote de mayonesaMermelada de manzana y canelaTres tomates (dentro de una bolsa de papel marrón)Un tupper con garbanzosPiña troceada2 salsichas de Frankfurt artesanasyogur natural sin azúcar6 huevos de gallinas en libertadyogur griegonata para montarpaté, roquefort y queso rallado1 botella de vino tinto (por abrir)1 licor de hierbas (casi vacío)1 chiveca1 cerveza Premium pilsUn tupper con aceitunas negrasMantequilla 100% natural de granjas del MontsenyUn trozo de jengibre Un tupper con restos de algo que no sé identificarUna lechuga3 puerros2 limones3 tomates2 zanahorias1 pepinoUna bolsa con tomates cherry1 botella de licor de café (de Galicia)1 bote de salsa tahína para preparar hummus1 bote de pestoWasabiMugi miso bio ¿esto qué es?1 botella de agua (rellena con vino de bodega)1 botella de vino blanco1 zumo de naranja de litro.1 cartón de leche desnatadaKétchup Heinz
Viernes, 21:30 p.m., Barcelona
Dani y yo entramos al restaurante. Tenemos mesa reservada a su nombre. Dice que conoció el sitio estando de viaje por Avilés y, que no fue hasta hace muy poco, que descubrió que tienen otro en Barcelona. Local amplio. Muebles de madera sin tratar. Luces. Cocina abierta. Camareros modernos. La de hoy es la cena que tenemos pendiente desde navidad. Solos. Él y yo. No me defrauda. Todo lo que pedimos está exquisito. Al salir, decidimos andar un rato. Estamos cerca de la playa, el paseo es agradable. De repente, una humareda. Nos cuesta respirar. Una patrulla de la policía desvía a los automóviles hacia otra dirección. Mañana veré en las noticias que se trata de un autobús. Se ha incendiado dentro de un túnel cuando se dirigía a las cocheras. Nos alejamos del lugar. Antes de coger el metro hacia nuestro destino paramos en un bar para hacer una cerveza.
Viernes, 12:45 p.m., Barcelona
Nos reunimos con los demás en el bar de copas Madame George. Está Toni, Vivi, Alfredo y el hermano de Vivi con su mujer. Gin-tonics. Música. Acabamos bailando en casa de Vivi hasta las tantas de la madrugada.
Sábado, 11:38 a.m., Barcelona
Dani se va a visitar a su madre. Sergi está en Blanes. Me quedo sola en su casa. Miro Barcelona Televisió un rato y me entero que La novia cadáver, de Tim Burton, la hicieron en un estudio de la ciudad. Salgo a comprar comida. Una hamburguesa de carne ecológica con patatas fritas. Pago por ella 12 euros. De vuelta a casa me la como acompañada de montañas de Kétchup, consecuencia de la resaca que me pide grasas saturadas en cantidades industriales. Me echo en el sofá a hacer la siesta.
Sábado, 17:35 p.m., Barcelona
Salgo de casa y, de vuelta, al metro. Me siento enfrente de un chico que lleva una almohada. Mañana sabré, gracias a las noticias, que se dirige a una flashmoob convocada a través de las redes sociales. He quedado con Sandra en el centro. Llego puntual pero ella no, como siempre, me hace esperar. Los siguientes veinte minutos los paso viendo la gente andar. La calle está cortada. Hay una manifestación de inmigrantes. Cuando las voces se alejan, Sandra, por fin, hace acto de presencia. Se disculpa. Nos dirigimos a unos grandes almacenes y le compro un móvil para la cuna del bebé. Dentro de dos meses será madre. Ya tienen nombre para el niño; se llamará Marc.
Entramos en una librería. Le quiero regalar un libro sobre maternidad. No lo encontramos. Me llevo un cuento de hadas para La Peque.
Paseamos por el centro de la ciudad y no hacemos más que cruzarnos con turistas. Escucho palabras en francés, inglés, italiano, ruso,... Buscamos una terraza donde poder sentarnos. Están todas las mesas ocupadas. Sandra quiere un zumo natural. Antojo de embarazada. Lo encontramos, después de dar muchas vueltas. Pedimos, cada una, un combinado de zanahoria, manzana y limón. También una bolsa de patatas fritas. La cuenta sube 14 euros.
Sábado, 21:15 p.m., Barcelona
De vuelta en casa de Dani y Sergi. Me saco la ropa y les pido un chándal. En mi ausencia han preparado pizzas caseras. Una de berenjenas, otra de quesos. Nos servimos un vasito de vino y ponemos una peli. La desaparición de Eleanor Ribgy. En realidad son dos películas. Him, la versión de él. Her, la versión de ella.
   —¿Qué estáis más de chicos o de chicas? —pregunta Sergi.   —Me da igual —responde Dani.   —A mí, también —digo yo.   —Vale. Pues miramos Him —decide Sergi por los tres.
Domingo, 08:45 a.m., Barcelona
Recibo un mensaje de teléfono. Es el taxi, que me está esperando abajo. Me despido. Abrazos y besos. Cojo mi bolsa, los paquetes que he ido acumulando y desaparezco por el pasillo camino del ascensor.
   —Nos vemos pronto ¿no? —me grita Dani desde la puerta.   —En verano. No vendré hasta verano pero ya queda muy poco.   —Adiós.   —Adiós.