Y llegamos la cumbre de los 'Clásicos Disney'. Esto es. Para esto es para lo que han servido las 29 películas anteriores. 'La Bella y la Bestia' es la síntesis de todos los elementos que han definido a la productora durante décadas. Es romántica, mágica, grandiosa, espectacular, tierna, divertida, oscura e intensa en ocasiones, encantadoramente cursi en otras. Como veis, son adjetivos que he usado a lo largo de este Diario. Y es que todo lo que es Disney está aquí, homenajes a otras cintas incluidos, siendo el más evidente el baile del final, calcado (literalmente, se hizo mediante la rotoscopia) al de 'La Bella Durmiente', pero también está, por ejemplo, el acercamiento al castillo que abre el film y que me recuerda al de 'Blancanieves...'. Sí, aquí encontramos toda la "magia Disney" habida y por haber, pero además llevada a la absoluta perfección. Porque 'La Bella y la Bestia' es, ni más ni menos, una película perfecta. Lo cual hace muy difícil hablar de ella, y más si es la segunda vez que lo hago.No puedo volver a hablar de lo maravillosa que es Bella. Quizás otras chicas Disney destaquen más en diversos aspectos concretos, pero la mejor "en general", la que más nos ha llegado a niños y niñas (y a hombres y mujeres) por igual, es y siempre será Bella, tan encantadora, inteligente (y friki), y, ejem, bella de una forma intemporal. Un enorme salto en este tipo de personajes animados, tanto que sigue sin ser superada.Vaya, al final he hablado de ella. Pues también debo hacerlo de la Bestia. El ÚNICO príncipe hasta la fecha que es un personaje en sí mismo, dotado de un protagonismo equitativo al de su contrapunto femenino. Muy bien repartido el peso entre ambos. Bella sale más, pero la historia gira en torno a Bestia, es él el que evoluciona. Y de qué forma. Desde su primera aparición, que lo perfila como un villano aterrador, el film comienza a acercarse a él y a humanizarlo, convirtiéndolo en un personaje trágico y sin embargo divertidísimo y entrañable. Siempre me ha gustado que sus cambios físicos no sean más que un reflejo de su interior. Cuando era un príncipe era en realidad una bestia, y por eso lo hechizaron. Y cuando finalmente vuelve su estado natural en esa Obra Maestra de la animación que es, en sí misma, la escena de la transformación, es porque poco a poco ha aprendido a ser un Príncipe Azul. Su enfrentamiento con Gastón al final es una brillante vuelta de tuerca conceptual y visual a lo visto en todos los cuentos. El personaje de Gastón en sí lo es. Y sí, los paralelismos con "Bones", el de 'La Leyenda de Sleepy Hollow' son claros y refuerza más si cabe la sensación de "'Clásico' definitivo" que desprende el film.Pero de todas formas, no son los maravillosos personajes ni lo perfectamente desarrollado que está el romance (la mejor historia de amor de Disney, de largo. Y de la animación en general, qué coño) lo que hace que la peli sea perfecta. El factor decisivo es que todo lo que ocurre lo hace porque debe ocurrir y como debe ocurrir. Solo los guiones más redondos consiguen esto. Que ante cada elemento del argumento solo podamos decir "por supuesto, no podía ser de otra forma". Fijaos en como se usa el espejo mágico, en principio no demasiado trascendente, de cara a la recta final. Eso es un buen trabajo de escritura y lo demás son tonterías. Otro ejemplo de la suma atención por el detalle y de lo bien que se ata todo es la forma en que Bella reconoce en ese desconocido príncipe a la Bestia de la que se enamoró: los ojos. El énfasis que se hace en la mirada del personaje es evidente, así que cuando le mira a los ojos y exclama "¡eres tú!" solo podemos decir "por supuesto, no podía resolverse de otra manera". ¿Veis a qué me refería?A parte de apuntar la grandeza de los números musicales (menudo espectáculo), solo quiero comentar una cosa más: la escena de la pelea con los lobos. Uno de los momentos más intensos y emocionantes que ha parido Disney, y lo que mejor define para mí a "la bella y la bestia". No, no hablo de la peli, si no del argumento universal que tantas veces se ha usado. Como decía, el instante en el que el monstruo defiende de algún peligro a la hermosa damisela, haciendo que entre ambos empiece a haber una conexión especial, es para mí el elemento imprescindible en estas historias.Bueno venga, cierro ya que llevo un buen rato desvariando. Pero es que hay tanto que decir que uno se acaba liando. Obra Maestra. 'Clásico Disney' definitivo. Y el fin del cine de animación tradicional, pues a partir de aquí nos adentraremos en las fórmulas y los estilos que Disney inauguró y que Pixar se encargó de asentar, popularizar y convertir en el modelo de buen cine animado occidental. Por tanto, 'La Bella y la Bestia' es una joya congelada en el tiempo. Pertenece a todas las épocas y a la vez no está atada a ninguna. Creo que está bastante claro porqué es una de mis dos cintas animadas favoritas de la historia. A veces pienso que, de hecho, es mi favorita absoluta, pero entonces oigo un rugido y no puedo evitar reverenciar al único y verdadero rey. Pero antes de eso, toca hablar de otro 'Clásico'. Y como estamos en una etapa gloriosa, ese también es una auténtica joya.
Y llegamos la cumbre de los 'Clásicos Disney'. Esto es. Para esto es para lo que han servido las 29 películas anteriores. 'La Bella y la Bestia' es la síntesis de todos los elementos que han definido a la productora durante décadas. Es romántica, mágica, grandiosa, espectacular, tierna, divertida, oscura e intensa en ocasiones, encantadoramente cursi en otras. Como veis, son adjetivos que he usado a lo largo de este Diario. Y es que todo lo que es Disney está aquí, homenajes a otras cintas incluidos, siendo el más evidente el baile del final, calcado (literalmente, se hizo mediante la rotoscopia) al de 'La Bella Durmiente', pero también está, por ejemplo, el acercamiento al castillo que abre el film y que me recuerda al de 'Blancanieves...'. Sí, aquí encontramos toda la "magia Disney" habida y por haber, pero además llevada a la absoluta perfección. Porque 'La Bella y la Bestia' es, ni más ni menos, una película perfecta. Lo cual hace muy difícil hablar de ella, y más si es la segunda vez que lo hago.No puedo volver a hablar de lo maravillosa que es Bella. Quizás otras chicas Disney destaquen más en diversos aspectos concretos, pero la mejor "en general", la que más nos ha llegado a niños y niñas (y a hombres y mujeres) por igual, es y siempre será Bella, tan encantadora, inteligente (y friki), y, ejem, bella de una forma intemporal. Un enorme salto en este tipo de personajes animados, tanto que sigue sin ser superada.Vaya, al final he hablado de ella. Pues también debo hacerlo de la Bestia. El ÚNICO príncipe hasta la fecha que es un personaje en sí mismo, dotado de un protagonismo equitativo al de su contrapunto femenino. Muy bien repartido el peso entre ambos. Bella sale más, pero la historia gira en torno a Bestia, es él el que evoluciona. Y de qué forma. Desde su primera aparición, que lo perfila como un villano aterrador, el film comienza a acercarse a él y a humanizarlo, convirtiéndolo en un personaje trágico y sin embargo divertidísimo y entrañable. Siempre me ha gustado que sus cambios físicos no sean más que un reflejo de su interior. Cuando era un príncipe era en realidad una bestia, y por eso lo hechizaron. Y cuando finalmente vuelve su estado natural en esa Obra Maestra de la animación que es, en sí misma, la escena de la transformación, es porque poco a poco ha aprendido a ser un Príncipe Azul. Su enfrentamiento con Gastón al final es una brillante vuelta de tuerca conceptual y visual a lo visto en todos los cuentos. El personaje de Gastón en sí lo es. Y sí, los paralelismos con "Bones", el de 'La Leyenda de Sleepy Hollow' son claros y refuerza más si cabe la sensación de "'Clásico' definitivo" que desprende el film.Pero de todas formas, no son los maravillosos personajes ni lo perfectamente desarrollado que está el romance (la mejor historia de amor de Disney, de largo. Y de la animación en general, qué coño) lo que hace que la peli sea perfecta. El factor decisivo es que todo lo que ocurre lo hace porque debe ocurrir y como debe ocurrir. Solo los guiones más redondos consiguen esto. Que ante cada elemento del argumento solo podamos decir "por supuesto, no podía ser de otra forma". Fijaos en como se usa el espejo mágico, en principio no demasiado trascendente, de cara a la recta final. Eso es un buen trabajo de escritura y lo demás son tonterías. Otro ejemplo de la suma atención por el detalle y de lo bien que se ata todo es la forma en que Bella reconoce en ese desconocido príncipe a la Bestia de la que se enamoró: los ojos. El énfasis que se hace en la mirada del personaje es evidente, así que cuando le mira a los ojos y exclama "¡eres tú!" solo podemos decir "por supuesto, no podía resolverse de otra manera". ¿Veis a qué me refería?A parte de apuntar la grandeza de los números musicales (menudo espectáculo), solo quiero comentar una cosa más: la escena de la pelea con los lobos. Uno de los momentos más intensos y emocionantes que ha parido Disney, y lo que mejor define para mí a "la bella y la bestia". No, no hablo de la peli, si no del argumento universal que tantas veces se ha usado. Como decía, el instante en el que el monstruo defiende de algún peligro a la hermosa damisela, haciendo que entre ambos empiece a haber una conexión especial, es para mí el elemento imprescindible en estas historias.Bueno venga, cierro ya que llevo un buen rato desvariando. Pero es que hay tanto que decir que uno se acaba liando. Obra Maestra. 'Clásico Disney' definitivo. Y el fin del cine de animación tradicional, pues a partir de aquí nos adentraremos en las fórmulas y los estilos que Disney inauguró y que Pixar se encargó de asentar, popularizar y convertir en el modelo de buen cine animado occidental. Por tanto, 'La Bella y la Bestia' es una joya congelada en el tiempo. Pertenece a todas las épocas y a la vez no está atada a ninguna. Creo que está bastante claro porqué es una de mis dos cintas animadas favoritas de la historia. A veces pienso que, de hecho, es mi favorita absoluta, pero entonces oigo un rugido y no puedo evitar reverenciar al único y verdadero rey. Pero antes de eso, toca hablar de otro 'Clásico'. Y como estamos en una etapa gloriosa, ese también es una auténtica joya.