Diario político y literario de Fulgencio Martínez, donde se habla de lo divino y de lo humano/ 12

Por Agora
LAS COPLAS DE LA CRISIS Y LOS SUELDOS DE LOS DIRIGENTES POLÍTICOS

Quien relativiza ha de asumir que su juicio es también relativo. Está bien relativizar la crisis que padece nuestro país, si comparamos con las situaciones de miseria, guerra, enfermedad, hambruna y muerte de algunas regiones de África. Aunque, allí, más que de crisis –que supone una caída de nivel- habría que hablar de pandemia permanente, de continuo pase del tráiler del Apocalipsis, con los jinetes siniestros en plena acción. Desde esa otra pantalla, que no está muy lejos de nuestra sala de cine, en un mundo global, podríamos quizá dimensionar mejor nuestros problemas. Nadie, con un pelo de conciencia, puede negar que no son graves cuando afectan ya en nuestro país al día a día de más de cinco millones de desempleados, de muchos miles más de jóvenes preparados (léase literalmente reparando en el prefijo) y en fin a muchísimos más trabajadores, empleados públicos, jubilados, etc, cuyos sueldos o pensiones no están viviendo tiempos muy estables. La segunda recesión de nuestra economía en tan pocos meses nos ha dejado literalmente comparados: es decir, todos estamos en la antesala del desempleo o, lo que es igual para los que no tenemos reservas, en la hipótesis del impago. Cualquier mes, amigo, te pagan con caquita de perro. Vaya usted poniéndose al remojo. Pues bien, si la crisis nos afectara a todos por igual, como la muerte que canta el poeta Jorge Manrique (pues para ella “ son iguales/ los que viven por sus manos/ y los ricos”), entonces, habría un cierto consuelo, democrático. Pero ocurre que la crisis nuestra es, también y sobre todo, una crisis de equidad, tanto como económica. ¿Cómo es posible que nos irrite tanto la crisis si no es sobre todo porque pone en evidencia la falta de solidaridad social, de equilibrio y de una mínima proporción justa entre los sueldos y rentas que tienen unos y otros españoles?
Esta reflexión podríamos ilustrarla con las diferencias de nómina entre los gestores de la política nacional y el trabajador medio. El sueldo de un diputado ¿por qué ha de ser el de dos o tres trabajadores, como mínimo? ¿Qué privilegios adquiridos tienen ellos ante la señora crisis?
Pero, dejemos a los políticos nacionales, cuyas gestas nunca vimos ni sus nóminas publicadas y vengamos a los presentes, regionales. ¿Qué le parece la fresca del señor Rafael González Tovar, actual secretario general del PSOE de Murcia, de adjudicarse el sueldo de dos profesores, para mantener el mismo estatus que tenía como anterior delegado del Gobierno? Quisiéramos también saber lo que cobra el secretario del Partido Popular, y los dirigentes de Comisiones Obreras y de la UGT. Quizá, leyéndoles algunas coplas de la crisis a todos estos, podríamos contratar más médicos, más profesores, más servicios que usted (no haga caso a los que lo niegan) se merece. Fulgencio Martínez