RAJOY EL MAGO Y EL LENGUAJE DE LOS DEDOS
Deseando que los tres Reyes Magos de verdad hayan sido generosos con vosotros, os dedico este relato.
En cierto tratado budista se cuenta la historia del rey Milinda, que dominaba diecinueve ciencias - entre ellas, se citan la Revelación, la Tradición, el Yoga, la aritmética, la música, la medicina, la guerra, la poesía y el lenguaje de los dedos-. Rey tan sabio encontró la síntesis entre la sabiduría de Oriente y la filosofía griega, que después de él se perdió y muchos buscan aún en nuestros días. A aquel griego- llamado, en realidad, Menandro, soberano de un pequeño reino noroccidental de la India cuando corría el siglo II antes de Cristo – la leyenda lo ha adornado con una barba de filósofo y un aura reverencial de Mago de Oriente.
Viendo en la televisión al Presidente Mariano Rajoy no puedo sino creer que él es la reencarnación de aquel rey docto y mágico. Consiguió que en las pasadas elecciones la mayoría de los españoles sufrieran un episodio de credulidad colectiva y creyeran por fin en sus poderes mágicos para resolver los problemas del país.
Pero lo cierto es que Mariano, en sus anteriores avatares, no estuvo afortunado en el oficio de Harry Potter. Se empeñó en hacer aparecer como hilillos de plastilina lo que todos llamaban chapapote. Pero, cuando advirtió que Elena Salgado y el aprendiz de brujo José Luis Rodríguez Zapatero volvían a cometer su mismo error - negar la realidad, sustituir la realidad con discursos bienintencionados, lo de los brotes verdes- reflexionó y decidió que en adelante su magia consistiría en hacer ver la verdad... Con sus diecinueve ciencias en la mano, las aireó y se quedó solo con la del lenguaje de los dedos; para entonces había llamado ya a Luis de Guindos, en busca de la ciencia que le faltaba para completar la veintena, la Economía. Así me explico el éxito que consiguió en las urnas, fruto de un ilusionismo bien calculado.
El primero de los discursos trata de la utilidad y conveniencia de decir la verdad. De vuelta de los altos trucos de academia que crean visiones edulcoradas de la realidad, la magia verdadera del sabio Presidente Rajoy viene a devolvernos los hechos desnudos. El lenguaje de los dedos lo hemos malempleado (¡desviado para usar maquinitas de ocio y ortopedias digitales!); ahora tendremos que volver a aprender la cuenta de la vieja y no engañarnos respecto a lo que hay. Una enmienda a la era digital, se dirá de la filosofía de Rajoy; pero también al lenguaje virtual de los políticos mediáticos: a nadie interesará ya el color de la corbata, la sonrisa o el traje que lleve el Presidente, sino ¡atentos al gesto de su mano!: 1, 2, 3, hasta 10 dedos tengo en mis manitas, es todo lo que hay para repartir. Rajoy levantándose en la Cortes y alzando su mano para explicar los presupuestos: los diez dedos de las manos de Rajoy, ¡atentos!, serán el santo y seña de la verdad.
Cuánto para Sanidad, cuánto para pensiones, cuánto para Educación: una uña o lo que sobre de la mano de Rajoy. La palabra fuerza, talismán, es recorte. Ahora ya empezamos a despertar los españoles y a darnos cuenta de la fatídica ilusión en que vivíamos. Pero de momento el Presidente Rajoy lleva el paso ganado. Ha tomado la delantera a la Oposición socialista, que en la sesión de investidura del Presidente, dijo, sumisamente, por boca de Rubalcaba (¡toma! eso antes de consultarse, entre ellos, los socialistas y antes de decidir su estrategia y su nuevo líder y programa), que estarían al lado de Rajoy en su politica de recortes, pero que se opondrían radicalmente cuando afectaran a servicios sociales básicos. La misma machacona música de los recortes es lo que aportan al coro 150 espartanos de izquierda. La declaración de Rubalcaba es como darle permiso al Presidente para que nos dé cien palos en el cogote, pero ningún más, eh.... Y ahora estamos (Soraya de Santamaría dixit) en el inicio del inicio....
Fulgencio Martínez