Sin embargo cuando la enfermedad nos asecha a nosotros la cosa cambia, perder la libertad y quedarse encerrado por varios días en una clínica, tratando de arreglar cualquier daño que pudiéramos estar sufriendo en ese momento, a sabiendas de que la familia está en casa y que es difícil que puedan ir a visitarnos porque podríamos causar algún daño colateral, es lo peor, más aún si tenemos niños pequeños que nos extrañan y que solo quieren estar con nosotros, saber y entender que es lo que nos sucede, porque lamentablemente no todos los pequeños comprenden las cosas tan fácilmente.
Luego de cuatro días de encierro completo, metido en una clínica con un cuadro complejo de bronquitis asmatiforme, siendo nebulizado cada 6 horas, tomando pastillas y consumiendo otros inhaladores diversos que me ayudaron a limpiar mi sistema respiratorio, logré salir adelante. Sin embargo y dejando de lado el tema de las medicinas que son parte del tratamiento, estar atado a una cama sin poder hacer mucho es horrible. Ya lo he vivido antes, ya me ha pasado en dos situaciones anteriores donde la peor aventura fue pasar dos semanas sin poder moverme, literalmente hablando, me sentía cuadripléjico y solo con una operación a la columna me pudieron reparar, para luego pasar tres meses con descanso medico en casa sin poder cargar o jugar con mi hija, que es la peor pena de cárcel o castigo que un padre puede sufrir, no disfrutar de los tuyos es un asco.
Estar enfermo friega, estar enfermo te quita cosas, que hace cambiar de carácter, estas amargado, aburrido, hastiado de todo, solo quieres salir y seguir con tu vida, los tuyos pagan los platos rotos por ti, ellos tienen que afrontar los problemas que tú no puedes por estar enclaustrado, tu solo quieres darles todo lo que necesitan y todo lo que merecen, porque son tuyos y de nadie más, son tu responsabilidad y solo quieres estar ahí para ellos todo el tiempo del mundo, estar enfermo jode horriblemente todo, no quiero volver a tener que vivirlo pero son pocas cosas que uno puede hacer para evitar sucumbir tarde o temprano, ya sea por ambiente, polvo, desgaste físico o algún daño colateral, solo hay que cubrirse las espaldas con todo lo que se pueda llevar a cuestas y cruzar los dedos, todos ellos, para evitar un nuevo episodio de este tipo.