(Información técnica pinchando en la portada)
Ha trabajado en el cine como pirotécnico, tanto en Francia como en Estados Unidos y ha dirigido anuncios y documentales a nivel internacional. Actualmente es responsable de comunicación para el cine en varios estudios, labor que compagina con la escritura.
Legardinier empezó su carrera como escritor en el terreno del thriller con los libros L'exil des Anges (Prix SNCF du polar 2010) y Nous étions les hommes, hasta que en 2011 escribió Demain, j'arrête! , una comedia que se convertiría en todo un fenómeno en Francia. Desde entonces, es uno de los autores más vendidos de su país.
Cansado de vivir en un mundo en el que no encuentra su lugar, y triste por la pérdida de sus seres queridos más cercanos, el riquísimo Andrew Blake decide dar un giro radical a su vida y desaparecer. Así, el día que le van a otorgar el Premio a la Excelencia Industrial, como mérito a toda una carrera como empresario, deja su Londres natal y se marcha al campo en Francia… ¡a trabajar como mayordomo! Cuando llega a Beauvillier se da cuenta enseguida de que la mansión ha perdido el alma que tuvo antaño…
Entre sus habitantes están Nathalie, su patrona viuda y de horarios y exigencias extrañas Odile; una cocinera refunfuñona; Manon, una joven que no sabe lo que quiere, y Philippe, el jardinero y manitas que vive en la casita del jardín y se pelea con todos… La relación entre todos es un caos, y está llena de malentendidos y situaciones absurdas, así que Andrew no tiene otra opción que intentar poner orden en esta caótica casa…Ah, ¡y hacerse amigo de Méphisto, el gato de Odile!
Esta novela tiene un narrador en tercera persona, con el foco centrado en su protagonista: Andrew Blake. No es un narrador que tenga mucho misterio, ya que es típico. No esconde, y va desvelando la información a medida que avanza la trama.
El protagonista, como decía antes, es Andrew Blake. Sólo le he visto a él como personaje central de la novela, aunque es verdad que se rodea por un buen coro de secundarios, que además son muy importantes para él. El escritor lo ha hecho de tal manera que son personajes que calan. No son planos ni insignificantes, ni se centra solo en la figura del protagonista, y eso es un punto muy a favor del escritor.
El ritmo es bastante regular, la historia es muy lineal y no hay acción como para que se devore, pero sí hay trama para que te enganche lo suficiente y te intereses por los acontecimientos.
Este es, sobre todo, un libro de humor. En Días de perros vamos a encontrar escenas muy divertidas, pero no os engañéis, porque también hay alguna escena que otra que te deja paralizado y con el corazón encogido.
No esperéis carcajadas limpias, porque señoras y señores, esto es humor francés. Me refiero a que los franceses no son de palabras graciosas o chistes, sino más bien escenas curiosas o que se salen de lo común. Digamos que los franceses no tienen humor, y cuando lo tienen es un poco agrio, más del estilo del humor que podíamos encontrar en el siglo XVII (con nuestro querido Cervantes) que lo que entendemos los humanos normales por humor (evidentemente, esto es broma :P).
Me decidí a leer este libro por la portada y el título, no os voy a engañar. Me parecieron dos elementos bastante curiosos, y sin leer ni sinopsis ni reseñas, me lancé de cabeza a leerlo. No voy a decir que la lectura no me haya decepcionado, porque la verdad es que no lo ha hecho, pero tampoco os voy a decir que ha sido una lectura que me haya marcado; quiero decir que no es una lectura profundísima de estas que te dejan reflexionando horas después de haberlo acabado. Me ha gustado, pero ya está, eso es todo.
Si me tengo que quedar con algo del libro es, sin duda, con los personajes. Y con el gato, claro. Ay Méphistos... Este gato es... cómo decirlo. Es la esencia del gato elevado al máximo exponente. Es como Cleo (mi gato, para más señas).
Días de perros es un libro que, sin marcarme profundamente, me ha dado unos ratos bastante agradables. Ha sido una lectura muy amena y no me arrepiento de haberlo leído ;)