Como la serie que también protagonizó Gastón Pauls y la exitosa Graduados, este estreno del último jueves de septiembre se sube al tren de las historias protagonizadas por treintañeros/cuarentones cuya amistad les rinde tributo a los insuperables años ’70/’80 y revela claros síntomas del síndrome de Peter Pan. La elección de “You’re my best friend” de Queen para abrir y cerrar las desventuras de Damián, Luciano, Facundo y Marcelo sintetiza el doble tributo a un vínculo afectivo e histórico, y a una pubertad o adolescencia que muchos recordamos con nostalgia e incluso idealización.
La banda que lideró Freddie Mercury, los Beatles, Phil Collins, David Bowie, The Police son algunos de los nombres que conforman un tercer homenaje, en este caso a la música. Sobre todo a un tipo de música: al rock & pop anglosajón -a esta altura clásico- que Nesci distingue de los hits nacionales actuales, tan marketineros como inconsistentes y efímeros.
El protagonismo asignado a las canciones que ayudan a resistir las experiencias personales desgraciadas, a mejorar la performance de seducción, a expresar amor incondicional, a evaluar a un candidato a pareja estable remite indefectiblemente a Alta fidelidad. La escena en el negocio de discos de vinilo y el compilado que Luciano le regala a Karina son pruebas inconfundibles de la referencia al trabajo de Stephen Frears, con John Cusack.
El relato en primera persona a cargo de Damián, las vicisitudes en tanto guionista acomplejado, los diálogos desopliantes con un famoso que accede a tomarse el pelo a sí mismo (en este caso se trata del mencionado Sbaraglia), los papeles secundarios acordados a Alfredo Castellani y a Ezequiel Campa evocan sin dudas a Todos contra Juan. En este punto cabe preguntar si a Días de vinilo no le habría convenido el formato televisivo.
Dos son los mayores reproches que algunos espectadores le hacemos a esta película. El primero, una duración excesiva (debida, quizás, al prolongado episodio de sordera que sufre Luciano o a las subrayadas tribulaciones de Marcelo con su Yoko Ono colombiana). El segundo: el desnivel actoral (saltan a la vista las diferencias entre, por ejemplo, Maricel Álvarez y Emilia Attias).
Por suerte, los aciertos condensados en el teaser y el trailer compensan estos aspectos cuestionables y, en líneas generales, Días de vinilo se deja ver. Por otra parte, vale mencionar la suerte de antídoto que Nesci utiliza contra reseñas desfavorables, y que consiste en caracterizar a la crítica de arte/cine interpretada por Carolina Pelleritti como un ser frío, calculador, insensible.
La estrategia se parece a la que Roland Emmerich usó para 2012.