Identificó a la injerencia de países como Estados Unidos, la "subversión política" y sus "agresiones económicas" como los principales "peligros para la paz en la región", publicó
"No podemos ser ingenuos y aceptar silenciosamente las agresiones golpistas contra otros países hermanos", advirtió en referencia al apoyo abierto que ofreció a los regímenes de Venezuela y Nicaragua, a quienes calificó como "hermanos de luchas y sueños por la dignidad de nuestros pueblos".
Nicolás Maduro, reconoció en su intervención que el crecimiento económico es la "asignatura pendiente" del socialismo latinoamericano y llamó a la integración financiera de los países de la ALBA como "base de la independencia " frente a los embates neocolonialistas e imperialistas.
Como ya hizo a principios de este año, propuso que el bloque bolivariano adopte la "criptomoneda" Petro -creada para sortear las sanciones de Estados Unidos y respaldada por el petróleo venezolano - "como centro de sus esfuerzos monetarios para la integración económica".
Ante sus homólogos de Cuba, Bolivia y Nicaragua, Maduro se quejó luego de que "la contraofensiva imperialista ha logrado avances parciales y circunstanciales y América Latina es una zona en dura disputa" donde tiene lugar una "ofensiva contra los gobiernos progresistas ".
Maduro se dijo en "el ojo del huracán de las amenazas imperialistas y sus gobiernos satélites en el continente" y reiteró que es víctima de una "campaña" contra la "democracia" de su país en la que le llaman dictador a diario, igual que sucedía con su antecesor, Hugo Chávez, fallecido en 2013.
En ese contexto, agradeció a los doce países presentes en la Cumbre del ALBA su "solidaridad, valentía y comprensión con la revolución bolivariana en estos años de batalla dura por la verdad".
Venezuela, el país con mayores reservas petroleras probadas del mundo, vive una hiperinflación que puede alcanzar 1.000.000% a fin de año, según el FMI, en medio de una crítica situación política y económica que ha empujado al exilio a 1.900.000 venezolanos desde 2015, de acuerdo con la ONU.
Por su parte, Evo Morales defendió la necesidad de fortalecer ese mecanismo para detener los "ataques imperialistas" de la "creciente derecha" en Latinoamérica.
"Hay que mantener a la ALBA fuerte", insistió el mandatario boliviano, quien se apresta para presentarse a su cuarta elección presidencial, durante su intervención en la cumbre de la organización.
Dijo que, que al igual que la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), esa organización está bajo ataque por el imperio.
El gobernante vaticinó que "en cualquier momento vamos a recuperar a otros países que han dejado de tener Gobiernos progresistas" y se quejó de que las "mentiras de los medios de comunicación y la guerra digital " sirven para confundir a "las bases" de la población.
Daniel Ortega también acusó a Estados Unidos de ser incapaz de convivir con las normas del derecho internacional que condenan la injerencia en la soberanía de otros países y consideró esa actitud como los "estertores de un país en decadencia" frente al multilateralismo.
El gobernante de Nicaragua se pronunció así en una intervención por sorpresa al final de la reunión, ya que no habló cuando lo hicieron los restantes presidentes, según establece el protocolo de estos encuentros.
"Todos estos ataques que se lanzan en el mundo de parte de la potencia norteamericana y otras potencias europeas no tienen ninguna sustentación jurídica legal, son crímenes de guerra", espetó el gobernante, para quien "la historia ha demostrado" que EEUU en cuanto puede "le pega la patada" al derecho internacional.
Nicaragua se encuentra inmersa desde abril pasado en una crisis institucional desatada por protestas antigubernamentales que, según organismos humanitarios, ha dejado entre 325 y 545 muertos, 674 presos políticos, cientos de desaparecidos, miles de heridos y decenas de miles en el exilio.
El Gobierno de Daniel Ortega, que rechaza la responsabilidad e insiste en que venció un intento de "golpe de Estado", reconoce 199 muertos y 273 reos, a los que califica de "golpistas", "terroristas" y "delincuentes comunes".
La Alianza Bolivariana para los pueblos de América fue creada el 14 de diciembre de 2004 por los fallecidos presidentes de Venezuela, Hugo Chávez, y de Cuba, Fidel Castro, como una alternativa al Área de Libre Comercio para las Américas (ALCA), impulsada en su momento por Estados Unidos.
Está integrada, además de estos cuatro aliados, por Antigua y Barbuda, Dominica, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, Granada y San Cristóbal y Nieves.