* Hay que explicarle la verdad a los menores y dejarlos vivir su propio duelo.La muerte, todavía ahora, suele ser un tema tabú, especialmente para los niños y, a menudo, se les intenta proteger no llevándolos al hospital para despedirse de su abuelo enfermo o al cementerio a ver la tumba de los padres. "Nosotros pensamos que tienen el mismo conocimiento (sobre la muerte) que tenemos nosotros y hacemos cosas contraproducentes", explica la responsable de la Unidad de Luto de Servicios Funerarios de Barcelona (España), Núria Solé.
* Pintar o escribir puede facilitar que superen la pérdida.
Los niños también deben vivir su propio proceso de luto. Por eso es por lo que la psicóloga recomienda explicar la realidad de manera comprensible a los niños que han perdido a un ser querido, en lugar de esconderla. "Los niños siempre marcan qué quieren saber", añade.
La especialista recuerda que la culpa y el enfado son sentimientos habituales ante la pérdida de un familiar. "Lo llamé tonto y ahora está muerto, por ejemplo". A los niños también les puede costar dormir o concentrarse y se pueden volver a hacer pipí en la cama, entre otras cosas.
Abuelos y nietos
Además, pueden vivir el luto al cabo de un tiempo, sobre todo cuando los niños tienen menos de seis años y aún no son conscientes de que la muerte es definitiva. Normalmente, los niños se enfrentan con la muerte por primera vez cuando pierden a un abuelo y, a menudo, la pérdida les afecta más a ellos que a sus padres. "Les une un vínculo muy fuerte. Es una relación de amor incondicional en la que no hay conflictos intergeneracionales", señala Solé, quien recuerda que, "para los adultos es más fácil aceptarlo porque sus padres han vivido lo que debían vivir". La situación se complica cuando quien se muere es uno de los progenitores o un hermano.
En cualquier caso, "hace falta dejar que el niño exprese su dolor y que la muerte de un ser querido no se convierta en un tabú", afirma. Hay varios libros dirigidos a familiares y a profesoras para ayudar a los niños que viven un proceso de luto, como Su olor, de Conxita Larrull. En casos más graves o traumáticos se puede llevar al niño a un profesional para que se haga cargo.
Mónica Segura, madre de Albert: "Estaban muy unidos y el cuento le ayudó"
Albert Sànchez, de 10 años, y su abuelo materno estaban muy unidos. Por eso, cuando murió el 11 de noviembre de 2009, quedó muy afectado. "Estaba muy unido a su abuelo y cuando murió le costaba mucho dormir", explica la madre de Albert, Mònica (en la foto, con su hijo). La revista Tot Badalona, localidad donde reside la familia, y la empresa M-Integral celebraron un concurso infantil de cuentos de Navidad y Albert decidió participar. El suyo no sólo hablaba del Papá Noel y de sus renos –el chico ayudaba a encontrar a dos que se habían perdido–, sino también de su relación con su abuelo. Aunque su cuento no ganó el certamen, "escribir le ayudó mucho a superar esta muerte", asegura Mònica, que destaca que fue su hijo quien tuvo la iniciativa.
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