Voy: hay más probabilidades de que caiga un meteorito y acabe con la vida en la Tierra que de que yo haga lo que sea que quieres que haga pero sigue intentándolo, mamá.
No sé: conozco los secretos de la vida, la composición de la materia oscura, todos los enigmas matemáticos de la historia, quién ganará el próximo Nobel de medicina y la cura del cáncer pero no te considero a mi altura para desarrollar una frase de más de dos palabras.
Qué aburrimiento: sinceramente lo que no quiero es hacer nada de lo que tú podrías proponerme porque sigues creyendo que tengo diez años y la verdad es que tampoco sé que es lo que me gustaría hacer, porque lo que me gustaría hacer creo que me daría miedo.
Mamaaaaaa, por favor: no me avergüences delante de mis amigos / mamá, vuélvete invisible.
Maaaaaaama, por favor: te suplico por lo que más quieras en tu vida que me dejes hacer lo que sea que quiero hacer porque aunque tú no lo entiendas es vital para mi existencia y si no me das permiso mi vida se convertirá en algo espantoso y terrible que tú no eres capaz de entender.
Por favor, por favor, por favor: recuerda cuando era monísima e ideal y me querías todo el tiempo y no, como ahora, a trompicones. Te prometo que si me concedes lo que sea que estoy pidiendo me convertiré de nuevo en ese ser legendario.
¿Qué hay de comer?: Hoy me siento atrevido y voy a preguntar por si hay suerte, suena la flauta y contestas pizza.
Vale: espero que esta minúscula palabra que pronuncio sin mirarte sea suficiente para cortar este intento de conversación por tu parte. Ah, y no te estoy escuchando.
Nada: mi mundo interior es insondable, no lo entenderías.
Nada: qué pereza me das. ¿No me podría haber tocado otra madre, a ser posible muda?
¿Ya te has enfadado?: Que poca paciencia tienes, si todo era broma.
Vale, vale: veo que estás a punto de combustionar o convertirte en una ciclogénesis explosiva así que mejor reculo y me retiro a mis cuarteles de invierno.
Ay, qué pesada: ojalá fuera posible independizarme con una renta vitalicia o, mejor, seguir viviendo aquí pero que tú te convirtieras en un mayordomo inglés siempre atento a todas y cada una de mis más nimias necesidades y las satisficieras todas sin rechistar.
No sé hacerlo: no tengo el más mínimo interés ni la menor intención de aprender a hacer eso que para ti parece ser tan importante. Si espero lo suficiente lo harás tú así que no merece la pena.
Pero, ¡qué más te da!: no perturbes mi paz interior con tus nimiedades.
¿Por?: explícate. Y que sea rapidito.
No lo encuentro / No sé dónde está = ven y busca.
¿Qué?: creo que has dicho algo pero sinceramente no te he escuchado. Repítelo veintitres veces más sin cabrearte.
Sí, ya, claro: ¿no estarás hablando en serio, no?
A ningún sitio: déjame languidecer en este sofá disfrutando de mi mundo interior y mi pulso periférico.
Mamaaaaaaaaaaa: no queda papel higiénico en el baño, tráemelo.
Mamaaaaaaa: la casa arde.
Mamaaaaaaaa: eres superinjusta
¿Cuándo vienes?: Te echo de menos.
¿Tanto vas a tardar?: Ven ya que lloro.
Nota: Todas estas expresiones tienen el mismo significado si se utilizan con Papaaaa.