Estaban creando un estado totalitario controlado por su Gestapo, policía secreta de los Mossos d’Esquadra, con checas para disidentes, jueces y tribunales patrióticos nombrados por la Generalidad, con los medios informativos no nacionalistas cerrados y una red de propaganda organizada alrededor de TV3 y otros medios separatistas.
Los Mossos tenían fichados tras espìarlos a dirigentes y militantes de organizaciones no independentistas y a periodistas que no simpatizan con la secesión.
Este último dato se ha conocido este martes una vez que la Policía Nacional pudo reconstruir los documentos pasados por máquinas destructoras antes de ser incinerados.
De triunfar el golpe de Estado separatista algunos de los nombres en esos papeles serían quizás enviados a la checa que se preparaba en la calle Numancia, 77, de Barcelona, la primera de una red destinada a los disidentes al régimen del nuevo país.
Todo el proyecto está documentado en los informes que los Mossos iban a incinerar el 26 de octubre pasado y que fueron requisados en una planta incineradora de residuos en Sant Adrià de Besòs (Barcelona).
Con un trabajo delicado y paciente durante meses tuvieron que recomponer los papeles, casi todos de gran valor para el Juzgado de Instrucción número 13 de Barcelona que lleva este caso.
Otro hallazgo es el del censo de 5,3 millones de catalanes para usar en el referéndum ilegal del 1 de octubre, robado en diversos centros contraviniendo las leyes nacionales e internacionales de protección de datos.
Poco a poco va documentándose la realidad del golpe de Estado de los independentistas, y cuando todo esté completo y debidamente instruido nos asombraremos de lo lejos a lo que habían llegado estos políticos que sin pistolas fueron –y siguen siendo— más peligrosos que Tejero.
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SALAS
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