Diego E. Suárez, Para quien está al lado
Para quien está al lado
los días pasan pesadamentearrastrando los pies.
A no ser por los ciclos de la luna
y los resignados amanecerescualquiera pensaría: esto
es un mal sueño que nunca termina
de empezar. Después de todo
quien está al lado sabe que está
ahí para algo: asiste a otro cuerpo
(al sufrimiento de otro en su cuerpo)
y al asirlo por dentro se siente carcomer
a medida que en su roce contra el suelo
cada hora levanta una polvareda insoportable.