Si bien es un disco que ha girado desde hace un par de meses, ahora, lejos y no tan lejos del propio olvido, frente a la vitrina de este museo de soledades que reflejan a uno mismo exhibiéndose desfragmentadamente, me ha incitado a colocar un poco de él.
Elementos que reconstruyen emociones, tonos acústicos de fondo; una voz que llama al desgarre emocional; letras que incitan a las soledades cristalinas y ecos de vacío continuo es lo que se puede encontrar en el último trabajo de Diego Vasallo.
Un disco que desde el título sé que al escucharlo erosionara recuerdos, vivencias, sensaciones y sufrimientos que pueden deleitarse una y otra vez con mayor intensidad. Canciones en Ruinas permite desdoblarnos y beber con nuestro propio dolor.
La atmosfera que crea con canciones como "La tarde", "Donde palpitan las cosas", "A ras de noche" e "Ingravidez", ésta última mi mayor dolor, son signos que bien podrían cantar los Skratchers, tipología que me ha contado una boca ajena. Inclusive, me ha permitido releer Reemplazo para formar ese conglomerado que tanto me deleita.
Por cierto, y como golosina, se puede finalizar con la versión que hace de The Smiths en "Vuelve un poco de lo que perdí". Este es un claro ejemplo del placer que puede tener la melancolía en notas sónicas.