Ayer Valeria volvió a tener el día raro, así que supuse que de nuevo le estaban dando guerra los dientes. Por la tarde le ofrecí una manzana que yo me estaba comiendo, y la mordía con ganas con las encías, supongo que le calmaba el dolor. Yo sujetaba la manzana y en uno de los mordiscos sentí algo raro, no sé cómo explicarlo, una especie de chasquido, no sé muy bien. El caso es que le miré la boca... y ahí estaba, ¡la encía rota!
No lo pude evitar y me eché a llorar. Papá me dijo:"espero que sea de la emoción". Pero no, no era emoción, era pena, nostalgia por lo rápido que está creciendo mi niña, por esta época que se nos va y que no puedo evitar pensar que podíamos haber disfrutado más. A pesar de que era algo que se veía venir, que sabía que era cosa de días o como mucho semanas, me dio mucha pena ver que ya está aquí esta nueva fase. Luego, claro, me alegré y me emocioné, como no, es una ilusión tremenda el primer diente.
Aunque de momento el diente no asoma, espero en pocos días tener ya fotos de Valeria y su nuevo look ;)
De momento dejo esta de ayer, su último día oficialmente desdentada: