No sé vosotras, pero yo cuando pienso en ponerme a dieta (cada diez minutos) y pienso en las cosas que me tengo que quitar, lo que más rabia me da y más me cuesta es olvidarme de tomar mi refresco favorito que lleva azúcar.
Yo lo intento, lo juro pero es superior a mí, me llama desde la nevera, tan refrescante, tan rico, ¡con ese chute de energía que me aporta!
El otro día llego a mis oídos una noticia que me encantó.
Y es que decían que al contrario de lo que pensamos hasta ahora, quitarnos las bebidas azucaradas cuando comenzamos con la dieta sirve de muy poquito.
Esta afirmación viene de la mano de un estudio que se ha realizado en la universidad de Sidney, cuyos resultados están incluidos en ¨La Paradoja australiana¨
Al realizar el estudio han observado que el consumo de azúcar en Australia desde 1988 a 2003 descendió un 23% y la venta de refrescos que llevaran azúcar un 16%.
Viendo estos datos, una se dice, que tipazos gastan ahora los australianos, ¿no?
Pues resulta que no, que la obesidad ha subido en Australia. ¡Es tres veces mayor!
Ahora la pregunta que yo me planteo es, ¿entonces, consumir bebidas azucaradas no causa obesidad?
Según este estudio se demuestra que no, que el azúcar no va acompañado de obesidad ni de un tremendo aumento de peso.
El estudio no se quedó sólo en Australia, lo realizaron también en Estados Unidos (donde la obesidad es un problema serio) y en Reino Unido, los resultados fueron similares.
En este estudio se midió la influencia del consumo de refrescos en el peso corporal, y no se ha podido demostrar que dejar de tomar refrescos implique perder peso. ¡Bien!
Yo por mi parte, no voy a dejar de tomar bebidas azucaradas.
Algunas medidas gubernamentales contra la obesidad lo desaconsejan. Pero oye, que no me voy a tomar seis litros al día.
Y vosotras, ¿tomáis bebidas azucaradas?
¿Cuándo pensáis en hacer dietas, las descartáis?