De casualidades también está lleno su dietario, y de muchas más cosas, porque este autor es tan fértil que en cada página es capaz de conmoverte y atraparte. Varias conclusiones sacaría de esta lectura.
La primera, ¡hay que ver lo que viaja este hombre! Y también cuánto ha vivido, leído y conocido. Leer sus historias y reflexiones significa apuntar en un cuaderno nuevas lecturas para próximas ocasiones. También reconocerse en algún pensamiento y, entre tantas y tantas referencias, alegrarse cuando da la casualidad de que habla de un autor o de un libro que ya habías leído. Te da un poco de altura frente a la pequeñez a la que te somete. No sé si os ocurrirá lo mismo que a mí, pero hay personas que demuestran tanto saber que me dejan con la impresión de que yo todavía no he aprendido nada.
La segunda, que es un señor muy listo y calculador. El dietario se presenta al principio como un juego: "Voy a contaros lo que me pasa durante este tiempo". Pero luego, a medida que vas leyendo, te das cuenta de que está fríamente ordenado. No sé si nace de la idea original o es una labor de edición, pero vamos, un diario así, tan perfecto, no lo escribiría yo en la vida.
Y la tercera, seguir creyendo en el "orden cósmico", porque siempre que leo algo de Vila-Matas, su nombre empieza a aparecer por las esquinas. Comencé el libro justo en la semana en la que él firmaba en la Feria del Libro de Madrid y lo acabo el día antes de Bloomsday.
¿Qué ocurrirá la próxima vez que un libro suyo caiga en mis manos?