Diez años de Ethic

Por Ne0bi0 @buenosviajeros

Apenas nos hemos dado cuenta. El tiempo ha pasado a toda pastilla, como cuando estás pasándolo en grande en una buena fiesta, pero hace ya diez años que lanzamos la edición online y el número uno en papel de Ethic. El tiempo, ya lo sabemos, es elástico, escurridizo, en ocasiones despiadado. Pero que ya lo sepamos no significa que no nos quedemos estupefactos cada vez que lo constatamos.

Diez años de Ethic. Guau. Recuerdo la primera entrevista para ese número uno: una persecución y una encerrona monumental a Mario Vargas Llosa, que tuvo la gentileza de no hacernos lo que Joe Biden le hizo hace unos meses a Pedro Sánchez. En mi caso, todo hay que decirlo, el premio nobel hubiera estado en su derecho. Fue una charla de apenas diez minutos, pero lo cierto es que nos dimos por satisfechos; más que una entrevista eso había sido un conato de secuestro. Llamé enseguida a la imprenta. Qué ganas teníamos de decir eso de "¡Parad las máquinas!". Ethic es una aventura trepidante y, en cierto modo, pensar en estos años es conectar con esa "gozosidad del paso del tiempo" que reivindicaba ese detective salvaje que fue Roberto Bolaño.

"Frente a esa delirante polarización política que nos divide, una apuesta decidida por el sentido común y la pluralidad"

Ciento veinte meses de Ethic. Guau. Nuestro equipo de periodistas, diseñadores, programadores y expertos en ética y sostenibilidad -a quienes quiero dedicar este número 50- lleva una década subiendo cada día al ring editorial para ayudarnos a comprender un poco mejor este mundo que nos ha tocado vivir; un mundo convulso, sí, pero probablemente tan enloquecido como el de cualquier otra época. No sé si, por saltar con tanto afán al cuadrilátero, estaremos ya tan sonados como un boxeador de los de la vieja escuela, esos a los que en sus libros y columnas rendía tributo David Gistau, pero lo que sí tengo claro es que nuestras obsesiones editoriales no han hecho más que agravarse con el paso del tiempo: frente a la cutrez del clickbait, una búsqueda constante de la calidad; frente a esa delirante polarización política que nos divide y que por desgracia cotiza al alza, una apuesta decidida por el sentido común y la pluralidad. El disenso es parte de la democracia, por supuesto, igual que un cierto enfrentamiento, pero la discusión civilizada y la diferencia cabal no tienen nada que ver con ese odio político que se extiende como una metástasis por los andamiajes de nuestra sociedad.

Tres mil seiscientos cincuenta días de Ethic. Guau. Esto va muy deprisa. Cinco mil noticias, reportajes, tribunas, análisis y entrevistas publicados en nuestra edición online. En nuestras sociedades, detenerse se ha convertido en un acto revolucionario. ¿Servirá esta edición de papel para hacernos parar, aunque solo sea un poco? En cualquier caso, espero que disfrutes este número 50 tanto como nosotros haciéndolo. Gracias de veras por estar ahí. Vamos a por los diez siguientes. Y, como dice Fernando Savater, que la ética sirva para abrir todos los debates, pero nunca para zanjarlos

Escribe Pablo Blázquez, editor de Ethic.

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