Hoy con Pilar Manjón, la dignidad, en una foto de Paco Lavado.
Diez años ya desde aquel horror. Madrid enmudeció durante semanas tras el estruendo de aquel horror. Madrid entró en estado de shock. Desde los bombardeos fascistas de la guerra civil, la ciudad no había vivido una masacre tan espantosa.
Escribía hoy mi amigo; perdón, Amigo; Javier Juárez, que “no es verdad que en esos trenes viajásemos todos. El dolor es necesariamente un sentimiento íntimo. La solidaridad sí puede ser colectiva…” Estoy de acuerdo. Nadie sabe el dolor de cada cual. Yo ni me imagino, no puedo, el dolor de esa familia a la que arrancaron un bebé de siete meses.
Sé que hace diez años quedé, Madrid quedó herida en el alma. Madrid, ciudad bulliciosa, entró en depresión durante semanas. Había silencio en las calles. No había ganas de cines, teatros, restaurantes… Madrid, ciudad solidaria se volcó en ayudar: donaciones de sangre, traslado a hospitales. Madrid, acostumbrada a la violencia terrorista reaccionó con esa solidaridad que es acto reflejo.
Una ciudadanía que, en momentos trascendentales, se encuentra a años luz de buena parte de sus políticos. Hoy escribía mi amigo; perdón, Amigo; Andrés Lara que “aún hay seres humanos empeñados en cubrir con estiércol las tumbas de los asesinados ese día”. Y a la cabeza de esos seres se encuentra el presidente de la Comunidad de Madrid. Vomitivo.
Hoy, la dignidad, como cada año, tiene rostro de mujer. El rostro de Pilar Manjón simboliza el de todas las víctimas. Esas personas que sólo saben lo que es el dolor aliñado con amenazas e incomprensión de políticos y medios de comunicación. Decía hoy Pilar Manjón que parece mentira que hayan pasado diez años. Y es cierto. Hoy ha sido día de recuerdo y memoria.
Pero también hoy ha sido día de intimidad. De relativizar nuestros problemas mundanos, de relativizar nuestras miserias humanas, nuestros egoísmos. Sólo el ser humano es capaz de relativizar. Y sólo el ser humano es capaz de cometer barbaries.
El año que viene, los sindicatos, CCOO y UGT, con la Unión de Actores y la ciudadanía anónima, volveremos a la estación de Atocha a dejar unas flores, a escuchar unos minutos de música. Volveremos a recordar. No podemos olvidar.
Hoy la música la ha puesto el saxo de Francisco Martín, con la Oración serena de Jesús Villa Roja. Estreno mundial con este instrumento: