Lo de Tito: perdonad mi endogamia, pero puse algo aquí.
En 2013 hará diez años de Lost in translation: una de esas películas que divide a la gente, entre los que la encuentran lenta, aburrida e insustancial, y los que no. Yo soy de los que no, pero eso no toca ahora. Diez años es la condena que le ha caído al hacker que obtuvo la foto de Scarlett Johansson en la que se retrataba a sí misma en un espejo (muy artístico). Ya sabemos que las estrellas tienen abogados sin escrúpulos que visten carísimos trajes a medida, y también que su intimidad (en los plazos y dosis en que la suministran a cambio de lo que corresponda en cada caso) es sagrada. Pero vamos, Scarlett, crees que es suficiente que un tipo haya provocado que todo el planeta viera tu culo y tus tetas (que por exigencias del guión igual acabarías enseñando en cualquier película un día de éstos) para arruinar su vida. ¿Lo crees realmente?. Porque yo no puedo estar de acuerdo. Haz que lo multen, si demuestras que ha obtenido dinero de eso, haz que grabe un vídeo pidiendo perdón, pero no le jodas la vida a una persona porque ha difundido imágenes que generan morbo. Vamos, peor era el famoso vídeo de Pamela Anderson, y mira que tranquila se quedó. Sí: no puede compararse, pero es que precisamente porque quieras ser una musa lánguida de un perfil determinado ligeramente indie no puedes comportarte con tanta contundencia. Hay un hilo invisible que me impide ver coherencia entre grabar un disco de versiones de Tom Waits y meter en la cárcel a un tipo que ha enseñado tu imagen como si la hubiera encontrado en la cartera de un amigote cercano a las celebrities. Algo que tú deberías entender y algo que no entienden tus abogados.
Lo de Tito: perdonad mi endogamia, pero puse algo aquí.
La porquería política de siempre: cierta polémica porque tres diputados electos de un partido llamado CUP (Candidatures d'Unitat Popular), independentista, de izquierdas, afín a movimientos radicales, se hayan presentado a la sesión inaugural del parlamento con el aspecto que se ve en la imagen. O sea, vestidos de una manera completamente informal, luciendo camisetas con consignas acordes a su ideario. Lo cual ha merecido críticas, especialmente por parte de los de siempre. Que sí la institución merece la dignidad propia y bla bla bla. Ésto lo dice una respetable señora democristiana. Entonces a mí se me ha empezado a meter en la cabeza cuál es el sentido de esta rancia costumbre. Pues los tres diputados simplemente están acudiendo a su trabajo. Por lo que visten con total comodidad. Los otros, entonces, los de los trajes y las corbatas, cumplen el convencionalismo social, o sienten que tienen que vestir como hombres de negocios visitando clientes?. Es esa la finalidad de un parlamento, entonces. El negocio y el cliente y el trato comercial, antes que decidir como llevar adelante una sociedad que te confía el voto. Los de la CUP han respondido con un poema de Martí-Pol, y a mí me ha parecido la mar de bien. Sí: el aspecto es importante en la vida, pero en el siglo XXI y en una sociedad avanzada, no puede serlo más que las ideas; sobre todo con lo poco que cuesta hoy en día que estas se difundan, si hace falta, de forma anónima o incluso comunitaria. La CUP es un soplo de aire fresco que nos resulta muy conveniente. Los trajes y las corbatas no son necesarios para gobernar un país. Ni los vuelos en business class, tal como hoy defendía, encima, el presidente del Tribunal Supremo. Los políticos que empiecen a asimilar que no se les va a perdonar ni una. Por fin, vamos.
Lo de Tito: perdonad mi endogamia, pero puse algo aquí.