Diez clásicos del cine de terror que ya deberías haber visto

Publicado el 01 octubre 2013 por Cineenconserva @Cineenconserva
Antes de la aparición del Drácula de Todd Browning y de la popular adaptación de Coppola estuvo Nosferatu; 40 años antes de que Amenábar nos asustase en Los otros ya existía la magistral Suspense de Jack Clayton; y qué sería de La piel que habito sin la influencia de la película francesa Los ojos sin rostro... 

El cine de terror, uno de los géneros cinematográficos más fascinantes por las emociones que nos hace sentir, es un viejo amigo. Por ello, para rendirle homenaje, hemos querido invitar a alguien que sepa mucho del tema para que nos recomiende grandes títulos. Y qué mejor que a Joaquín Vallet, crítico y escritor cinematográfico, y autor de entre otros libros Diccionario de películas. El cine de terror (T&B Editores). 

No te pierdas esta gran selección de clásicos del cine de terror que firma Joaquín.


EL GABINETE DEL DOCTOR CALIGARI (Robert Wiene, 1919)

Bien se podría decir que, con El gabinete del doctor Caligari, nace el cine de terror entendido como tal. Un film críptico, repleto de enigmas en su distorsionada decoración, así como en su esquinada estructura argumental. Esta obra maestra de Robert Wiene es, en esencia, la locura hecha imágenes ya que el film responde a la materialización de una mente desquiciada, envuelto en una inquietante aura de romanticismo y fatalismo. Amén de ello, El gabinete del doctor Caligari se muestra como una reveladora alegoría del estado del pueblo alemán desde el humillante tratado de Versalles. Una nación envuelta en una perenne pesadilla que, de forma inconsciente, hará germinar un monstruo: Caligari. La autoridad demente, que diría Kracauer. Una clarísima premonición del nazismo.NOSFERATU (Friedrich Wilhelm Murnau, 1922)Si El gabinete del doctor Caligari materializa un estado psicótico, Nosferatu se centra en la lucha atávica entre el Bien y el Mal. La película de Murnau es la sublimación del maniqueísmo. Probablemente, su máxima expresión cinematográfica al contraponer la pestilente, terrible figura del conde Orlok a la pura y hermosa Ellen, espiritualmente conectada con su prometido Hutter. El film integra algunos de los elementos temáticos recurrentes del maestro alemán como la imposibilidad de amar, la presencia de la naturaleza o la fuerza que el destino ejerce sobre los personajes, envuelto en uno de los ambientes más tétricos y, a la par, hermosos y desencantados que recuerda el cine. Orlok, con su sombra imposible y amenazante, instaura, definitivamente, los estilemas del género.VAMPYR (Carl Theodor Dreyer, 1931)



Vampyr parece filmada en un estado de duermevela. En ese momento concreto en que se está entre el sueño y la vigilia, cuando se ralentiza el tiempo, los sonidos adquieren entidad propia y las imágenes que se atisban parecen envueltas en telas semitransparentes. 

Dreyer materializa ese estado de manera inquietante, plasmando en unas imágenes, que nada quieren saber de elementos racionales, todo lo que el subconsciente alberga y que únicamente se hace visible en ese preciso momento. El juego con el tiempo y el espacio, la obsesión por plasmar la muerte (incluso el protagonista observa nítidamente su propio entierro) y la abismal puesta en escena concebida por Dreyer hacen de Vampyr una de las grandes obras maestras tanto del género como de su genial autor.EL HOMBRE Y EL MONSTRUO (Rouben Mamoulian, 1932)

Una imagen graciosa perteneciente al rodaje de este film


La única incursión del gran Rouben Mamoulian en el cine de terror fue esta adaptación de la obra de Robert Louis Stevenson "El extraño caso del doctor Jekyll y Mr. Hyde". Aunque el resto de la filmografía del cineasta es, en verdad, excepcional, cabe lamentar que Mamoulian no incidiera de nuevo en el género habida cuenta de los impresionantes resultados conseguidos con El hombre y el monstruo. El tema del doble, la escisión bipartita de la psique humana entre el flanco racional y el instintivo es salvajemente radiografiada en una película en la que el espectador se convierte en parte activa de la misma desde su mismo comienzo, merced a la turbadora toma subjetiva que abre el film y que provoca que la mirada del cineasta se amplifique y nos incluya a todos en la progresiva degeneración del personaje.

SATANÁS (Edgar G. Ulmer, 1934)


Satanás es, quizá, la obra maestra absoluta de un cineasta que, en la actualidad, goza de la merecida consideración que se le negó a lo largo de sus años en activo: Edgar G. Ulmer. El film se ha convertido en uno de los títulos clave del periodo debido, sobre todo, a dos aspectos: su transgresor diseño de decorados, que integra clarísimas referencias a la Bauhaus, y su soterrado aunque poderosísimo mensaje antibelicista. 

Un mensaje que acaba convirtiéndose en algo escalofriantemente premonitorio, ya que el trauma de la Gran Guerra (la mansión construida en un campo de concentración) y una Europa que no ha cerrado sus heridas (el enfrentamiento entre Karloff y Lugosi), acaban por germinar un monstruo (el satanismo / el nazismo) que convertirá el continente en un polvorín.
No dejes de visitarnos porque la semana que viene publicaremos la segunda parte de este especial tan terrorífico!!



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