Diez consejos para despegar a tu hijo de una pantalla táctil

Por Admin24 @Notepares_

Una noticia que he encontrado y que me parece interesante. Y por eso la comparto con vosotros. Después de estar varios días sin publicar nada.

Érase un niño a una pantalla táctil pegado. No se trata del comienzo de un cuento infantil si no de un auténtico relato de terror para adultos. Y es que es de lo más frecuente ver a niños y niñas, cada vez de más corta edad, convertidos en auténticos zombis que deambulan por la calle junto a sus resignados padres sin dejar de mirar la pantalla de un móvil, consola y, últimamente, las cada vez más populares tabletas. No sienten ni padecen. Sus ojos y, lo que es peor, su mente permanecen absortos en lo único que verdaderamente importa: pasar un nuevo nivel de cualquier videojuego de moda o ver un vídeo de su serie de dibujos animados favorita. No existe nada más a su alrededor. Es como si vivieran en una realidad alternativa, de lo más atractiva para ellos, hasta que se acaba la batería de su dispositivo de última generación. Y así un día y otro día, perdiéndose todas las cosas hermosas que nos ofrece la vida. Su capacidad de concentrarse y abstraerse de todo lo que les rodea, que tanto les ayuda a la hora de adquirir nuevos conocimientos, aquí es su peor enemigo. Si crees que tu hijo es todavía demasiado pequeño para pasar tantas horas delante de una pantalla, los educadores recomiendan seguir una serie de pautas para evitar que esta tecnodependencia se convierta en algo mucho más serio que requiera incluso tratamiento psicológico. Una solución para los casos más extremos con consecuencias tan graves para los menores como el abandono prematuro de los estudios e incluso serios problemas de visión. Aquí van diez consejos que te ayudarán a despegarlos de las pantallas. Aunque sea un poco.

1. Pasa más tiempo con ellos.

En la mayoría de las ocasiones, los niños se entregan a estos pasatiempos cibernéticos porque muchos padres están demasiado ocupados con sus “cosas de mayores” para jugar con ellos. Ante esta perspectiva, los móviles y tabletas les permiten entretenerse sin necesidad de ninguna compañía en cualquier momento y lugar. Así que siempre que se pueda, educadores y demás especialistas recomiendan a los progenitores compartir momentos de ocio con los pequeños. Una forma de pasar unos buenos ratos juntos es iniciarles en un hobby de los de toda la vida como el aeromodelismo o el coleccionismo de objetos varios, por poner solo dos ejemplos. Además, estos momentos en los que los menores dejan de mirar a una pantalla sirven para fortalecer y mejorar las, en ocasiones, tensas relaciones entre padres e hijos. Un tiempo en común que quedará grabado para siempre en su memoria junto al resto de felices recuerdos de su infancia cuando sean mayores.

2. Pon límite de tiempo

Es el momento de ser inflexibles. Muchos de los problemas de adicción a las nuevas tecnologías se hubieran solucionado si, en un primer momento, los padres hubieran establecido un tiempo máximo para el uso y disfrute de estos dispositivos portátiles. En ese sentido, es vital iniciar un proceso de negociación sobre este asunto con tu hijo y dejarle claro que, sobrepasados esos minutos previamente pactados, ya no hay lugar para prórrogas. En ese sentido, los educadores recomiendan establecer un tiempo máximo de una hora, dividida en dos periodos de 30 minutos. Y eso para todos los días, incluidos los fines de semana en los que se tiende a dejar a los pequeños “a su aire” al no tener que cumplir con sus obligaciones escolares. Un error que provoca auténticas panzadas tecnológicas de viernes a domingo que pueden dificultar que se mantengan los buenos hábitos durante los días no festivos. Lo recomendable si el menor ya pasa muchas horas delante de la pantalla táctil es ir disminuyendo de forma progresiva su tiempo de ocio cibernético. Asimismo, si se porta bien, se le puede premiar con diez minutos extra de juego con este tipo de aparatos. De esta forma, se favorece que el menor se pueda desenganchar poco a poco de ellos y sin cambios demasiado bruscos.

3. No todo el monte es orégano

Hace unos pocos de años, los niños sólo podían utilizar el ordenador o las consolas dentro de casa. La progresiva miniaturización de los procesadores y demás componentes tecnológicos ha hecho posible que surjan todo tipo de avanzados dispositivos portátiles cuyo tamaño y peso reducidos permiten que quepan en un bolsillo y sean muy cómodos de llevar. Ante esta circunstancia, hay que ponerse serio con los niños y prohibirles que usen los móviles y consolas portátiles mientras caminan por la calle, así como en determinados lugares y circunstancias. Los padres nunca deberán promover el uso de estos dispositivos para que ‘los niños no den la lata’ en reuniones familiares y demás actos sociales. Los menores deben de entender que en la vida hay momentos de diversión y otros que no lo son tanto. Aunque sea a costa de escuchar una y otra vez sus lamentos. No obstante, se puede ser flexible y dejarles que se entretengan durante determinados tiempos muertos como cuando están dentro de un coche para que el viaje no se les haga tan largo y aburrido.

4. A la noche toca recargar las pilas

Literal. Muchos padres pillan ‘in fraganti’ a sus vástagos dándole a la tableta a las tantas de la madrugada. Los muy pillines aprovechan la noche para echar mano del dispositivo sin que nadie los vea y jugar a su videojuego favorito con nocturnidad y alevosía mientras el resto de la familia descansa. Para evitar estas tentaciones de última hora, que pueden acarrear precoces casos de insomnio entre los más jóvenes de graves consecuencias, los padres pueden aprovechar una de las mayores limitaciones con la que cuenta hoy en día la tecnología de consumo: la escasa duración de la batería. Así, acostumbrarán a los chavales a recoger todos los dispositivos al final del día para enchufarlos a la corriente en la habitación de sus progenitores con la disculpa de que al día siguiente puedan utilizarlos llenos de energía. Los menores nunca sabrán que sus padres, en realidad, se están refiriendo a ellos.

5. Fomenta el hábito de la lectura

Si tu hijo o hija ya sabe leer, puedes hacer todo lo posible para que opte por un buen libro en vez de por un videojuego a la hora de entretenerse. Más de uno recordará a ese niño que fue pasando las largas tardes de invierno, en las que no se podía salir a jugar, en compañía de amigos de la talla de Sandokan, Miguel Strogoff o el capitán Nemo. Todos esos tiernos infantes son ahora, de mayores, grandes devoradores de libros gracias a que se plantó en ellos la simiente de la lectura. En esta era de pantallas táctiles, es posible que algunos niños sientan auténtica aversión por las páginas de papel impreso, ya que pueden relacionarlas con el material escolar. No hay problema. Siempre se puede recurrir a los ebooks, cuyas pantallas de tinta electrónica, muchas de ellas también táctiles, no hacen daño a los ojos. Así, ya no tendrán ninguna excusa para leer cuentos o libros infantiles. Desde luego, es mucho mejor que se pasen leyendo dos horas seguidas las aventuras de Harry Potter a que se pasen el mismo tiempo jugando a los Angry Birds, por poner un ejemplo. Eso sí, no olvides sentarte a leer con ellos ya que los niños siempre tienden a imitar a sus mayores. Una hora diaria de lectura compartida puede ser de lo más gratificante para ambos.

6. Estimula su creatividad

Pasarse todo el día viendo videos de dibujos infantiles o jugando a un videojuego en una tableta no es lo más aconsejable para un niño, ya que no fomenta su creatividad. Por ello, es conveniente que los padres muestren a sus hijos aplicaciones con las que pueda dar rienda suelta al genio que lleva dentro. En ese sentido, las más socorridas son los programas de dibujo, adaptados a diferentes edades y que permiten realizar asombrosas obras de arte con suma facilidad. También hay otras aplicaciones como cuentos interactivos, dónde es el niño el que va reescribiendo la historia con las decisiones que vaya tomando. Y no nos olvidemos de los puzzles en los que se estimula su capacidad de deducción y lógica. Una vez que se les meta en vena el gusanillo del arte, los padres pueden tratar de sustituir la fría pantalla de este tipo de dispositivos por un lienzo y un bote de pinturas, un bloque de plastilina o un cuaderno para que escriban en él sus propios cuentos. De esta forma, los niños se lo pasarán bien siendo creativos y durante unas horas se olvidarán de las dichosas tabletas. Y no te olvides de exhibir y mostrarte orgulloso de sus obras maestras. Para ti, deben ser más valiosas que un Picasso y un Dalí juntos.

7. Es hora de moverse

Muchos niños presentan problemas de sobrepeso porque no hacen suficiente ejercicio todos los días. Pasan demasiadas horas sentados en el colegio y después, en casa, prefieren quedarse tumbados en el sofá jugando a su videojuego favorito antes que salir a la calle. Por tanto, los padres deben animar a sus hijos a que realicen alguna práctica deportiva. Seguro que hay alguna que le interesa. Desde jugar al fútbol, nadar, dar raquetazos o montar en bicicleta. Y, siempre que sea posible, los progenitores deberían hacer deporte con ellos con lo que así toda la familia se mantiene en forma. Si no se dispone del tiempo suficiente, los distintos clubs infantiles con sus entrenamientos diarios son también una gran opción. Además de mejorar su estado físico, los menores aprenden valores tan importantes para el futuro como el sacrificio o el compañerismo. Y un poco de disciplina que nunca viene mal. Además, cuando uno hace ejercicio, al final del día se está más cansado y ya no se tiene tantas ganas de pasarse horas y horas toqueteando la tableta. Verás como el tiempo que dedica al ocio cibernético se reduce a niveles mínimos con hacer un poco de deporte a diario.

8. Menos videojuegos y más juguetes

Muchas veces, los padres escogen el camino fácil cuando tienen que hacer un regalo a su hijo. Eligen casi siempre el último videojuego de moda en vez de optar por un juguete de los de toda la vida que sirvan para estimular su gran imaginación. En otras palabras, los adultos son los que, sin querer y por una cuestión de comodidad, fomentan la dependencia tecnológica de los más pequeños. De esta forma, es mucho mejor comprarles un balón o una muñeca que el ‘Mario Kart’ para la Nintendo DS. Los puzzles varios, muchos de ellos especialmente diseñados para ellos, pueden ser también una fuente de entretenimiento tanto o más placentera que un videojuego y permite incluso a los padres participar en este pasatiempo junto a sus hijos. Aunque pueda parecer increíble, hacer este tipo de rompecabezas puede enganchar más que estar todo el día toqueteando una pantalla táctil. Y no nos olvidemos de juegos de mesa para toda la familia como el ‘Trivial Pursuit’ o el ‘Monopoly’ con los que los niños no echarán en falta sus dispositivos electrónicos.

9. Hay que ir más al parque

En ocasiones, los padres, agotados tras una dura jornada laboral, se dejan caer en el sillón cuando regresan a sus hogares tras recoger a sus hijos del colegio. Es entonces cuando los pequeños aprovechan estos momentos de bajón de sus progenitores para hacerse con el móvil o la tableta de turno. Cuando se quieren dar cuenta, los menores pueden llevar horas jugando. Por eso, aunque suponga un esfuerzo y siempre que las condiciones meteorológicas lo permitan, hay que llevar a los niños al parque más cercano para que interactúen con otros chavales de su edad. Para los padres, tampoco es tanto sacrificio descansar sentados en un banco mientras ven como sus vástagos aprenden a relacionarse con otros niños y hacen un montón de ejercicio subiendo y bajando por el tobogán. Eso sí, hay que prohibirles que se lleven su consola portátil aunque coincidan con otros niños que las tengan en sus manos porque entonces estaríamos en las mismas. No te apures. Siempre podrá jugar con otros menores que no estén tan enganchados a las nuevas tecnologías.

10. El móvil es mío y solo mío

En ocasiones, los adultos dejan tantas veces sus dispositivos portátiles a los más pequeños que, los pobres, llegan a pensar que son suyos. Para no cometer este error, hay que dejar muy claro que el móvil o la tableta que estén utilizando no es de su propiedad y que solo la pueden manejar durante un rato. Aunque proteste cuando sus padres se la quiten de las manos. Asimismo, durante ese tiempo de préstamo, no está de más que el aparato cuente con la opción de multiusuario para que los menores solo puedan acceder a las aplicaciones infantiles -como canales de vídeos, cuentos interactivos o programas para dibujar- que hayan pasado el correspondiente filtro paterno. El objetivo es que no tengan la necesidad de utilizar el navegador con el que puedan llegar a visitar páginas web con contenidos poco recomendables para su edad o incluso lleguen a chatear con extraños. También es importante que no puedan entrar en las tiendas virtuales para que más de un padre no se lleve un disgusto en forma de abultadas facturas de su cuenta bancaria.

Un ‘bonus track’

Y una recomendación de regalo. Si se quiere tener una mínima ventaja sobre el niño en estas cuestiones, hay que evitar comprarle una tableta o smartphone. Al ser su dueño, se creerá con el derecho de utilizarlos tanto tiempo como quiera y será más difícil para los padres poner límites para su uso. Es lo que pasa, por ejemplo, en el caso de las consolas portátiles a la que consideran como un juguete más. En ese sentido, hay que esperar a que sea un poco más mayor, por lo menos hasta la adolescencia, para que tenga su propio dispositivo móvil. Hay tiempo de sobra porque tu hijo pertenece a la primera generación de nativos digitales de la historia y la tecnología formará parte de él o de ella de una forma y con un grado de intensidad que los adultos, muchos de ellos anclados todavía en una mentalidad puramente analógica, no pueden ni siquiera sospechar. El futuro es ahora. Sé consciente de ello y permite que tu hijo lo disfrute ya. Eso sí, poco a poco.