Cuando Meg y Minnie reciben una misteriosa invitación a una fiesta en Henry Island, no dudan en mentir a sus padres para no perdérsela. Es una oportunidad única antes de empezar la universidad. Al llegar a la isla, conocen a los otros ocho invitados y encuentran un DVD con un siniestro mensaje: «La venganza es mía». Meg empieza a sospechar que algo no va bien. Una terrible tormenta los deja aislados sin electricidad ni wifi, y faltan cuarenta y ocho horas para que llegue el próximo ferry. El primer cadáver puede interpretarse como un suicidio, pero aparece otro... Entonces, Meg comprende que el mensaje iba en serio. ¿Podrán Meg y Minnie salir con vida?
Mi madre suele meterse conmigo porque dice que cambio de opinión 10 veces por minuto: lo que antes era sí ahora es no y dentro de un minuto ya veremos. Yo me enfado porque no entiende que haga varias valoraciones de las cosas… además quien tiene boca se equivoca, o eso es lo que dicen. Eso es más o menos lo que me ha pasado con esta novela, y es que a veces me empeño en valorar una lectura con unos criterios que no son los correctos.
Pero empecemos por el principio: Diez está editado bajo el sello Maeva Young. Eso debería dar pistas, a mí y a cualquiera. Porque se trata de una novela juvenil, dirigida a un público concreto que busca unas cosas concretas. Y por eso no me parece correcto analizarla como lo haría con una novela negra de las que suelo leer más habitualmente, igual que no se me ocurriría tachar de simplón algo del tipo “Teo va al parque”.
Que conste que no tengo muy claro hasta donde se extiende el “público juvenil”, porque siempre he tenido la sensación de que yo me salté esa etapa de mi vida. Me refiero a que con 16 o 17 años ya había leído muchas novelas de corte adulto, y también visto muchísimas películas. Fue mi época de Agatha Christie y algún clásico americano… por aquel entonces mi mente ya estaba contaminada con el germen de la sangre, el suspense y los crímenes.
Así que si os cuento un poco por encima de que va esta novela, entenderéis lo que quiero decir: un grupo de chicos de instituto (diez, para ser exactos) son invitados a una fiesta en una isla perdida de la mano de Dios durante un fin de semana de tormenta. La anfitriona no llega y mientras esperan encuentran un DVD misterioso y bastante siniestro que clama venganza. Entonces empieza a morir gente, de uno en uno. Así que el asesino debe estar en la isla… o ser uno de ellos.
En estas pocas líneas encuentras elementos muy recurridos: desde una semejanza bestial con Diez negritos (porque si al menos fueran 9 u 11 sería menos cantoso), pasando por el video de The ring y escenas muy similares a las encontradas en Cazadores de mentes y muchas otras películas de misterio-terror protagonizadas por adolescentes.
Y en esas estaba yo, despotricando para mis adentros de la falta de originalidad cuando me di cuenta que había pasado la mitad sin enterarme. Y no solo eso, sino que además me estaba entreteniendo. Tanto que hasta dejé de notar las voces que daban los vecinos. Ahí fue donde me di cuenta de que tenía que cambiar el chip, porque esa novela no había sido escrita para mí sino para alguien mucho menos obsesionado con cualquier historia que lleve un asesinato.
Ahora ponte en la piel de esa persona: una chica (principalmente) que va al instituto y que nunca ha hecho una fiesta en casa de nadie. Que suspira por el mismo chico que su mejor amiga (y seguramente el resto de la clase). Que empieza a madurar y a pensar en el futuro, aunque todavía como algo lejano. Pero sobre todo, que no ha leído grandes novelas negras. Y te darás cuenta de que es perfecto para ella.
No creáis quehablo en femenino por azar, en realidad está bastante medido. La historia está narrada en tercera persona, pero centrada totalmente en el personaje de Meg con todo lo que ello implica: pensamientos, acciones, pensamientos… Todo lo que conocemos de los demás personajes lo hacemos bajo su criterio, aunque tenemos la suerte de que es una persona con los pies en la tierra así que podemos considerar las impresiones como hechos objetivos.
Entre ellos nos encontramos con algunos estereotipos clásicos de instituto: el chico popular que en realidad es una persona encantadora, la pija mandona que tiene que controlarlo todo, la chica tímida que vive a la sombra de la amiga guapa y extrovertida, el chulito chungo,… Pero ¿en serio que no conocéis gente así? Yo a montones.
Así que me he dedicado a curiosear opiniones de gente que sabe más de novela juvenil que yoy parece que a los menos acostumbrados al género les ha sorprendido y gustado. Me llama la atención que lo más criticado sea la relación de Meg con Minnie, cuando a mí me parece uno de los puntos más interesantes de la historia. Porque cuando lo comprendes todo, es tremendamente lógico y muy humano… aunque no quiero desvelaros nada y dejaré que vosotros juzguéis.
Otro punto favorable que tiene Diez es que los datos son dados a cuentagotas. Por ejemplo, se menciona algo que ha pasado en una fiesta pero no se especifica hasta mucho más adelante por lo que con que tengas un mínimo de curiosidad querrás seguir leyendo para enterarte de todo. Y además los capítulos son cortos, favoreciendo que digas “uno más…” y al final sean otros 10.
Pero no será hasta el final cuando lo tengamos todo para completar el puzle, a pesar de que ya habremos empezado a sospechar algo. Habrá detalles que pillareis al vuelo y otros que estarán más ocultos. Y con un poco de suerte habréis pasados por todos los personajes antes de dar con el asesino. Aunque para entonces seguramente ya estaréis en la recta final donde todo es más intenso, más rápido y más sangriento. Con un desenlace que es mitad feliz, mitad triste. Algo que en el fondo era de esperar teniendo en cuenta la tónica de la novela…
En definitiva, una lectura que no fue tan desagradable como pronosticaba al principio, que me duró apenas día y medio y me entretuvo mucho. Eso sí, yo la recomiendo especialmente a las mentes puras que aún no son adictas a la novela negra y quieran empezar por algún punto para luego seguir ascendiendo.
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