¿Queréis ver algunos de mis fondos de fotografía culinaria y still life? Os cuento su procedencia y seguro que os dan algunas ideas ¡Adelante!
Una de las mayores preocupaciones de todo fotógrafo culinario o de still life son los fondos o superficies para sus imágenes. En esta entrada os enseño algunos de mis fondos de fotografía culinaria y still life. Los uso como fondo o como superficie, por supuesto.
No están todos los que he ido coleccionando a lo largo de los años, pero sí, os muestro algunos de los que más utilizo en estos momentos.
¡Espero que os den muchas y útiles ideas!
1.- Tabla pequeña de tablones viejos:
Esta es mi último hallazgo. Encontré esta tabla tirada en el campo, un día que paseaba con mis perros. Es una lástima que la gente no cuide el entorno, y lo ensucie tirando cualquier cosa. Pero a mi me vino bien, y me la llevé a casa. Tiene una textura vieja maravillosa, y un viñeteo natural que me encanta. El fallo: su pequeño tamaño.
2.- Baldosa de pizarra verde:
La utilizo un día sí, y otro también. La compré en unos almacenes de bricolaje, por no más de 10 euros. Las vetas de la piedra y el color, son maravillosos para crear textura neutra, que vaya con todo.
3.- Baldosa de mármol:
Esta es una de las baldosas que guardé de la obra de uno de los cuartos de baño de mi casa. No suelo usar mucho el mármol como fondo, pero reconozco que como fondo blanco, las vetas grises crean una superficie preciosa para fotografías culinarias luminosas.
4.- Tabla azul de tablones de un armario de Ikea:
Cuando mis hijos mayores eran pequeños, tenían un armario de Ikea en madera natural. Pequeño y apropiado a sus entonces cortas alturas (ahora me dan barbillazos en la cabeza…). Una vez que el armario dejó de usarse, me encargué de desguazarlo y pintar cada una de las tablas que lo componían de colores diferentes. Esta tabla está pintada con chalk paint en color azul burbuja.
5.- Tabla crema de tablones de un armario de Ikea:
Otra tabla del mismo armario, esta vez, una de las puertas. Pintada con pintura acrílica en color crema. El desgaste de los tablones y la pintura es el resultado de dejar la tabla a la intemperie durante un año, ni más ni menos. A la pobre le ha caído de todo…
1.- Tabla de madera blanca:
Esta tabla procede de unos grandes almacenes de bricolaje, y es la mitad de un tablero bastante grande. Cada una de las caras está pintada de un color. La cara blanca está pintada con cera blanca ¡Mil usos!
2.- Tabla de madera en marrón oscuro:
¡Mi tabla más usada! Es el reverso de la tabla anterior, y está pintada con betún de Judea, y algunos años de uso, manchas y destrozos.
3.- Tabla de tablones de madera muy vieja en color claro:
¡Otro de esos hallazgos increíbles! Esta tabla estaba tirada en la calle ¡Sin dueño ni fotógrafo culinario que la quisiese! La adopté, y desde entonces, no nos hemos separado. Es la protagonista de una enorme cantidad de mis fotografías culinarias.
4.- Tabla de madera en turquesa:
Otra de las tablas pintadas por dos caras. Esta vez con pintura acrílica en color turquesa. Puede ser que ya la conozcáis de otra entrada del blog. La uso poco, por su intenso color, pero siempre queda bien para imágenes llenas de vida.
5.- Plancha de cartón pluma en azul:
Tengo un buen montón de planchas de cartón pluma blanco. Algunas de las caras de las planchas están pintadas con pintura acrílica negra (me sirven de reflector negro), otras con pintura negra y tiza, y otras con pintura de colores. Esta cara está pintada con la misma pintura de chalk paint azul que una de las tablas anteriores. Con brochazos ligeros y mal puestos.
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¿Veis la tabla debajo de los limones? Es la tabla número 3 del segundo collage del post.
¡Miles de gracias y nos vemos en breve!
Sonia