Monte Snowdon, en Gales.
Además del carácter depresivo de los personajes, las dos novelas tienen otros puntos en común, como la ambientación en un espacio rural solitario y sin apenas aparatos electrónicos. El autor, jardinero de profesión y filólogo, conoce esta zona de Gales y enmarca con precisión el contacto con el entorno para una recién llegada que descubre con sorpresa los caminos y los animales, entre los que destacan los tejones, que la muerden, y diez gansos que desaparecen de forma progresiva desde que se instala allí. Los protagonistas, asimismo, comparten una afinidad por las letras a pesar del distanciamiento de la universidad; la sensibilidad para la literatura se compatibiliza con la rudeza del campo, dos mundos en apariencia opuestos. En ambas obras, por otro lado, aparece alguien decisivo que cambia el devenir del personaje: un joven que piensa solo en sí mismo. El contraste entre el muchacho inexperto, fresco, vital, choca con la monotonía del granjero y la profesora adultos, los perturba; y, en su papel de secundarios, los jóvenes se convierten en piezas fundamentales del desarrollo.La estructura también sigue unas pautas parecidas, aunque en su ópera prima utilizaba la primera persona: la acción comienza con la protagonista instalándose en su nuevo hogar, amoldando el mobiliario de una manera parecida a la que el granjero de Todo está tranquilo arriba hacía reformas en su casa; es como si el autor necesitara localizar el escenario en el que se mueven e identificar su ritmo de vida antes de continuar, algo así como colocar los pilares antes de construir el edificio. La escritura, pausada, fría, domina las elisionespara mantener el misterio en lo relativo al secreto de la mujer; y los diálogos, parcos, resultan muy realistas, porque a veces los gestos y las actitudes dicen más de cada uno que las palabras expresadas en voz alta (con Bakker se hace imprescindible leer entre líneas para entender). Con respecto a su debut, se aprecia un estilo más depurado y directo, no tan insistente en el relato de ciertas rutinas de la granja; una evolución frecuente en muchos escritores.Gerbrand Bakker