Diez momentos críticos para el éxito de tu lactancia

Por 1maternidad_diferente
Desde el punto de vista biológico, las asiduas al grupo de lactancia que coordino seguro que me han escuchado más de una vez y más de dos decir eso de que la lactancia no es una tierna flor de primavera que al mínimo soplo de viento fuera de tiempo se va al garate. No, la lactancia materna es una función biológica robusta que nos ha permitido crecer y multiplicarnos como especie, garantizando la supervivencia de nuestras crías y situándonos en la cúspide de la evolución.
Sin embargo, la lactancia tiene un gran componente cultural. Las mujeres afrontamos el amamantamiento en una época en la que los instintos dictan poco o nada de nuestro comportamiento y para la maternidad solemos tirar de herencia cultural y aprendizaje social. Mal lo llevamos entonces, nuestra generación: las herederas de décadas de ensalzamiento de las bondades del biberón y de la esclavitud, física y psicológica, que supone la lactancia materna.
Por eso, la lactancia de la mayoría de las mujeres de nuestra generación está plagada de zancadillas, trampas y atajos maliciosos que pueden conducir al fracaso del intento, ya sea individualmente o por la suma de despropósitos. Los primeros días son los peores en este sentido, la lactancia se está calibrando, todo son dudas e incertidumbres y un mal consejo puede frustrar todo lo adelantado. Pero por superar el primer mes tampoco está la batalla ganada. Aquí te dejo una recopilación de los que son, desde mi experiencia, esos diez momentos claves en los que el éxito o fracaso de tu lactancia pende de un hilo:
  1. Anuncias que estás embarazada: Y comienzas a verte rodeada de otras mujeres que te cuentan sus embarazos, partos, lactancias y crianzas con todo lujo de detalles, lo hayas pedido o no. Si no los habías oído ya, esta será tu primera toma de contacto con mitos como:
    - yo es que me quedé sin leche,
    - mi leche no le alimentaba,
    - el pediatra me dijo que le tenía que suplementar,
    - no dormía por las noches porque se quedaba con hambre,
    y un largo etcétera.
    Mis consejos:
    Si quieres dar el pecho, haz caso omiso a los consejos de las que se quedaron sin leche y arrímate a las madres que tuvieron lactancia placenteras y durante el tiempo que ellas quisieron.
    Pregúntales sin temor y seguro que estarán tan deseosas como las demás de contarte su experiencia.
  2. Empiezas la preparación al parto: Este es otro gran momento crítico en el que tendrás que hacer frente no solo a un gran número de mujeres con miedos e incertidumbres con respecto al parto y a la lactancia, sino que también dependerás de lo actualizada que esté la formación de la persona a cargo de las sesiones o charlas.
    Por un lado, personalmente me resulta muy contradictorio que se dedique tanto tiempo a la "preparación al parto", un momento en el que la mujer está en un hospital y rodeada de profesionales, y se dedique tan poco a la "preparación a la lactancia", que es una experiencia que muchas mujeres suelen vivir con una sensación de terrible soledad.
    Por otro lado, muchas veces la información que se da en estas charlas sobre lactancia es apresurada, desactualizada o directamente incorrecta.
    Además, te enfrentarás a la prueba de "la canastilla"... Ese regalo con trampa en el que podrás encontrar desde chupetes y tetinas (completamente prescindibles si quieres dar el pecho) hasta revistas regaladas llenas de publicidad de leche de fórmula.

    Mis consejos
    :
    Lee e infórmate por tu cuenta para tener fuentes con las que contrastar cualquier información que recibas.
    Acude a un grupo de apoyo a la lactancia, ya que es la mejor manera de ver a otras madres amamantar, entrar en contacto con los problemas que pueden surgir y conocer las soluciones a los mismos.
    Desconfía de todos los PEROS que vayan después de "La lactancia materna es a demanda". Por ejemplo "La lactancia materna es a demanda, PERO no antes de 2 horas ni más tarde de 3" o "La lactancia materna es a demanda, PERO no más de 15 minutos en cada pecho".
    Lee "Un regalo para toda la vida" de Carlos González.

  3. Decides dónde vas a dar a luz: Puedes tener una o varias opciones. Pública o privada. Libertad de elección dentro de la sanidad pública. A la hora de elegir el centro en el que atenderán tu parto, no valores solo las instalaciones o los profesionales que atenderán el nacimiento sino que también deberías investigar sobre las tasas de lactancia al alta en ese hospital, un buen indicador de si apoyan o no la lactancia materna.
    Cuando hablo de apoyar no me refiero a "palabras grandilocuentes", sino investigar si tienen una política de apoyo a la lactancia, un comité de lactancia, si los profesionales que atienden el parto y la zona de maternidad cuentan con formación sobre el tema, etc.

    Mis consejos
    :
    No te quedes en lo accesorio. En el hospital estarás dos días, con suerte, que pueden ser un regalo o un infierno si te sientes ninguneada y escasamente apoyada a la hora de alimentar a tu bebé.
    Infórmate sobre las políticas de lactancia, piel con piel inmediato y formación de personal.
    Desconfía de los hospitales con "nido", ya que la separación entre la madre y el bebé es uno de los principales obstáculos a la lactancia en cualquier caso.
  4. Nace el bebé: Enhorabuena. Ese momento que llevas meses esperando por fin ha llegado. Las primeras horas tras el nacimiento son un momento crítico en el que el bebé está en "alerta tranquila" y con todos sus instintos orientados al vínculo con la madre y al amamantamiento. Cualquier interferencia en este delicado momento puede suponer una traba o mal comienzo para la lactancia.
    Las rutinas hospitalarias pueden y debe esperar, tal y como afirma la evidencia científica. No hay prisa por bañar al bebé, pesarlo o vacunarlo. Es importante que la lactancia materna se inicie en esa primera hora y que nadie interfiera tocando, colocando al bebé bruscamente o presionándole contra el pecho.
    Mis consejos:
    En este momento tan delicado, el apoyo de tu pareja es fundamental. Debe estar tan convencido como tú de que queréis amamantar al bebé y apoyarte y ayudarte en todo momento.
    Evita separaciones innecesarias y disfruta del piel con piel con tu bebé todo lo que puedas.
    Haz caso omiso a los bienintencionados "tienes que descansar" o "el sueño le alimenta más" y mantén a tu bebé pegadito a ti todo el tiempo posible.

  5. La vuelta a casa: Vuelves a casa después de unos días de intensas experiencias y te parece que ya nada es como antes. En el hospital contabas con la baza de preguntar a matronas y enfermeras, pero ahora te encuentras "sola ante el peligro" y con un cóctel hormonal en el cuerpo que muchas veces te hace dudar hasta de tu propia sombra.
    Estás convencidísima de cómo se tienen que hacer las cosas, pero ese pequeño babeante que ha salido de tus entrañas se empeña en llorar siempre que no está en brazos y en contradecir a todos esos que dicen que los bebés solo comen y duermen.
    También es el momento en el que muchas veces aparecen las temidas "grietas" o dolor al amamantar.
    Mis consejos:
    Apóyate en todo lo aprendido hasta ahora... en esas lecturas y visitas a los grupos de apoyo.
    Tu pareja es tu principal aliado, tiene que ser tu sostén y tu soporte, y también tu compañero de equipo cuando necesites unos minutos para ti sola.
    Ten localizados a tus "interlocutores cualificados" en lactancia materna en tu zona. La matrona que sabes que sabe de lactancia, la asesora de un grupo de apoyo, la IBCLC que sabes que hace visitas a domicilio en caso necesario. Acude a ellos sin dudar si necesitas ayuda.

  6. Las visitas y sus inestimables apreciaciones: Si cuando anunciaste tu embarazo no dejaste de oír historias de partos durante meses, prepárate para la que se te viene encima cuando nace el bebé. Todo el mundo SABE de crianza y de lactancia aunque nunca haya tenido un hijo o aunque nunca haya amamantado y todo el mundo se sentirá con derecho a deciros como tenéis que criar a vuestros hijos... Hago un inciso para entonar el mea culpa y reconocer que cuando yo no tenía hijos también daba sabios consejos sobre crianza a mis amigos padres. Creo que nunca me disculparé suficientemente.
    Prepárate para escuchar:
    ¿Otra vez? Eso es que tu leche no le alimenta.
    Si te pide constantemente es que se queda con hambre.
    Déjale llorar que así se ensanchan los pulmones.
    Lo que pasa es que el niño te tiene tomada ya la medida.
    Con esos pechos tan pequeños/grandes no tendrás suficiente leche.
    ¿Y cuándo le vas a dar un biberón?
    Lo que pasa es que te usa de chupete.
    ¿Y no le sacas el gasecito?
    (Inserte aquí su frase estrella)
    Mis consejos:
    Préparate para la batalla por adelantado. Si sabes a lo que te enfrentarás en estos primeros días, no te hará tanto daño como si te coge a contrapié.
    Una retirada a tiempo a veces es una victoria: si te agobian las visitas y sus apreciaciones sobre tu capacidad para alimentar y cuidar a tu bebé, pon tu mejor sonrisa mientras te retirás a otra habitación a "amamantar tranquilamente".
    Si te sientes con ganas siempre puedes responder a estas apreciaciones preguntando ¿Ah sí? ¿Y tú cuánto tiempo diste el pecho? (respuesta) Ah, bueno, pues entonces tampoco sabes mucho del tema ¿no?
  7. La prueba de fuego: la báscula. Las básculas de los centros de salud son los jueces que más lactancias se cargan a día de hoy, con su aséptico veredicto en forma de gramos y kilogramos. A los pocos días del alta hospitalaria y en la primera visita al pediatra o enfermería pediátrica hay que pasar por el rito de poner al bebé en la báscula para recibir el "aprobado".
    Si bien es cierto que la ganancia de peso es el principal síntoma de que todo va bien, también lo es que cuando no todo va bien la solución típica que ofrecen suele pasar por "recetar" un suplemento de leche de fórmula sin antes comprobar que todo funciona correctamente con la lactancia materna ni plantear otras opciones.

    Mis consejos:

    La lactancia materna necesita tiempo para establecerse adecuadamente. Si tu pediatra te receta suplementos, siempre puedes darle suplementos de tu propia leche materna extraída.
    Si sientes que la alimentación de tu hijo necesita algo más que un biberón de leche de fórmula y que necesitas ayuda para establecer la lactancia adecuadamente, no dudes en pedirla.
    Pide que un profesional valore la toma del bebé, su boca, la técnica y el agarre y no dudes en realizar todas las  preguntas que creas oportunas.

  8. La fuente de todos los males: Una vez superada la etapa inicial y la lactancia está bien establecida, no dejarás de encontrarte escollos y críticas a la lactancia. Si el bebé es delgadito es que la teta no alimenta, si es gordo es que se pasa todo el día al pecho y lo usa de chupete. Si el bebé duerme poco es por la teta y si duerme mucho también. Si llora es por la teta y si no llora es porque está débil y la teta no le alimenta. Si pide mucho porque pide mucho y si pide poco porque pide poco.
    Mis consejos:
    Escucha a tu bebé. Él y tú sois los únicos que tenéis que opinar sobre vuestra lactancia.
    Cuando sientas que hay realmente un problema, acude a un interlocutor cualificado que pueda diagnosticar un escollo en la lactancia y ayudaros a solucionarlo.
    Cuando sientas que a tu bebé le pasa algo, no dejes que te digan que es un problema con la lactancia e insiste para que le traten y le diagnostiquen igual que si fuera un niño alimentado con leche de fórmula.
    Estate atenta a las crisis de lactancia, ya que pueden ser uno de los principales escollos a salvar. Sobre todo la de los tres meses.
    Si has llegado hasta aquí, lo más probable es que lo tengas claro, pero si no, te lo recuerdo: la lactancia materna se puede mantener tras la reincorporación a tu puesto de trabajo. Cada día más mujeres lo demuestran. Si quieres hacerlo y tienes dudas, busca apoyo e información al respecto en tu matrona, tu grupo de lactancia, algún taller específico, etc.

  9. De postre: El momento de iniciar la alimentación complementaria es otro de los hitos críticos para tu lactancia. Todavía es de lo más normal escuchar o leer consejos (infinitamente fotocopiados) que recomiendan "sustituir la toma del medio día por un puré" o "dejar el pecho para el postre". También será el momento en que mucha gente se encargará de recordarte que la leche materna ya no le alimenta, que no es suficiente o que ya es solo vicio.
    Mis consejos:
    Imprímete todas las copias que necesites de las recomendaciones de la Asociación Española de Pediatría sobre alimentación complementaria. Las necesitarás para repartir en tu centro de salud, tu grupo posparto, entre suegras y cuñadas bienintencionadas, vecinas y demás.
    La leche materna sigue siendo el alimento principal hasta el año. Se adapta al crecimiento de tu bebé, le aporta una protección inmunológica a la medida de su entorno, sigue siendo el mejor alimento para el correcto desarrollo del cerebro y todos sus beneficios no tienen fecha de caducidad.
  10. ¿Todavía?: Es solo una palabra entre interrogaciones, pero está llena de crítica y de significado, sobre todo cuando se alguien se la dirige a una madre con un bebé lactante de más de seis meses. Para algunas mujeres estas miradas críticas comienzan incluso antes, como si lo normal fuera alimentar a los bebés con biberones y no con el pecho materno.
    Puede ir o no acompañada de otras apreciaciones sobre la banalidad o capricho de seguir amamantando a un bebé de determinada edad. Y son palabras, miradas y críticas que se reciben en múltiples frentes y nadie trata de disimular u ocultar, desde tus amigos hasta los pasajeros del mismo autobús en el que viajas.
    Mis consejos:Vuestra lactancia es vuestra. De tu hijo y tuya. Nadie más debería opinar sobre ella. Nadie más que vosotros dos debe decidir cuánto debe durar y dónde debe acabar.
    Resulta difícil hacer frente a las críticas o formar un muro para que no te afecten, pero nadie más que tú tiene capacidad para dar poder a esas críticas. Igual que no las aceptarías sobre tu ropa o el color de tu pelo, ¿por qué dar a los demás poder para inmiscuirse en esas parcelas de vuestra vida?
    Busca el apoyo de otras mujeres. Cada vez son más las que amamantan más allá de los seis meses. Participar de vez en cuando en un grupo de apoyo a la lactancia o en un grupo de madres o de crianza te puede ayudar a sentirte menos "bicho raro" y a encontrar un lugar de intercambio en el que charlar con sinceridad y empatía de temas que quizás no puedas abordar en otros ambientes.
    Si no tienes un espacio físico cerca o un grupo de madres cercano, prueba en Internet. Blogs, Facebook, Twitter y otras redes sociales te pueden ayudar a formar tu particular cibertribu en la que apoyarte para estos y muchos otros asuntos.