Madrid es sinónimo de muchas cosas. Después de caminarla por todos lados, podría hacer una larga lista de todo lo que se puede ver y hacer, pero prefiero dejar 10 placeres sencillos, llenos de sensaciones, para disfrutar la capital española de otra manera.
1. Un dulce y un café en La Mallorquina
La pastelería está en una esquina de la Plaza del Sol desde 1984. Es una fiesta de gente entrando y saliendo por sus dos puertas. Gente que pide un café, que se lleva un dulce, que se queda allí parada degustando cualquiera de sus delicias, mientras conversan cómo va el día. No probé en toda Madrid, una Napolitana de chocolate que se pareciera a la que venden en este lugar lleno de historia y calidad. La Mallorquina está ahí para complacer los gustos más dulces.
2. Ver caer la tarde desde el Parque de las 7 Tetas
Al Cerro del Tío Pío, en Vallecas, se le conoce con ese peculiar nombre de 7 Tetas porque se trata de siete montículos altos desde los que Madrid se deja ver en toda su amplitud. Es un sitio tranquilo en el que la imagen que se repite es la de los niños jugando en un parque o la de personas paseando a sus perros. Subir cualquiera de sus montículos y quedarse allí, tendido en la grama, viendo como cae la tarde y Madrid comienza a tomar su ritmo nocturno, es una delicia.
Parque de las 7 Tetas
Mercado de San Miguel
3. Tapas y vino en el Mercado de San Miguel
Cruzar la puerta de este mercado es entrar a un mundito aparte en el que el buen vino y las variadas tapas van marcando el ritmo entre sus pasillos. Probar pinchos de bacalao, pedir ostras o, un poco más allá, un jugo de frutas, helados o dulces que dejan con ganas de más, es la manera de disfrutar de sus bondades. El mercado está en la Plaza San Miguel (saliendo por la parte oeste de la Plaza Mayor) y es un buen punto de encuentro para seducir el paladar y pasar un rato distinto. Sus ventanales dejan ver cómo Madrid sigue avanzando afuera, ajeno a tantos sabores.
4. Subir a la azotea del Círculo de Bellas Artes
Hay que pagar 2 euros para poder subir y una vez arriba, la brisa de Madrid asume el protagonismo y despeina hasta los más recatados. La ciudad se ve grande, tal como es. Allí, rodeados de edificios se puede esperar el atardecer, buscarle forma a las nubes, pensar en silencio. Lo que sea. Vale la pena ver a Madrid desde arriba.
Desde el Círculo de Bellas Artes
Mesón del Champiñón
5. Los champiñones y la sangría del Mesón del Champiñón
La calle Cuchilleros de Madrid está llena de mesones que se desviven en ofrecer música en vivo, buena comida y buen rollo. Uno en especial, el Mesón del Champiñón -tan pequeño como inesperado- tiene en su carta unos champiñones riquísimos y una sangría bien fría que se va rápido entre tanta charla. A estos sitios lo ideal es ir acompañado y relajado, para disfrutar entre otras cosas, del señor que con su corbata bien puesta, pasea su voz entre paso dobles, boleros y otros cantos.
6. Sentarse en la Plaza Mayor a ver pasar el día
Durante los fines de semana, nadie parece quedarse en casa. Las calles se abarrotan de gente que sube y baja, las terrazas se llenan y es como un grito que te dice que allí se come, y se come bien. Si no se quiere gastar mucho, sentarse en el suelo de la Plaza Mayor es una opción. El día pasa entre risas y conversas, mientras se ve de todo un poco.
Plaza Mayor
Gran Vía
7. Caminar la Gran Vía, a cualquier hora
Ir desde la calle de Alcalá hasta Plaza España, o al revés, cubriendo ese tramo que se conoce como la Gran Vía y que es una de las calles principales de la ciudad, es un paseo cultural y arquitectónico. Tiendas, teatros, cines, restaurantes, cafés y otras excusas están ahí para complacer todos los gustos. Famoso es el letrero de neón de Schweppes, la igual que el de Tío Pepe en la Plaza del Sol.
8. Acostarse a dormir cerca del Templo de Debod
A los alrededores del antiguo templo egipcio, que está cerquita de la Plaza España (por su lado oeste) hay muchos jardines con árboles que los cobijan. Muchos van allí a tomar una siesta después de una mañana ajetreada de trabajo, o sólo porque sí. Al despertarse, bien vale el paseo, aunque sea una vez, por este templo que fue donado por el Gobierno egipcio a España en 1968 y que llevó dos siglos de construcción.
Jardines y Templo de Debod
La Cava Baja
9. La Cava Baja un domingo por la noche
En el barrio La Latina, la Cava Baja se roba el show todos los días. Es un sitio conocido por la variedad de locales que ofrecen tapas, vinos, cerveza y lo que busques; pero si se presta un poco más de atención, esa calle es el punto de encuentro entre aquellos ansiosos de conocerse. Ir un domingo en la noche y sentarse en una mesa de cualquier terraza, augura pasar un rato distinto viendo a la gente ir y venir.
10. Caminar por la calle Serrano
Es conocida, junto a la Ortega y Gasset, como la calle más cara de todo Madrid. No importa que no tengas el dinero suficiente para comprar en las costosísimas boutiques de Ágatha Ruiz de la Prada, Dolce & Gabbana, Hermès, Tiffany, Louis Vuitton o más; porque el paseo es relajado y las vitrinas una invitación total a vivir el glamour. Es, quizá, el recorrido más fashion que guarda Madrid y bien vale la pena pasar por allí.
Para ver más fotos de Madrid, puedes entrar AQUÍ