Era el cumpleaños de tu amiga ¡y tu blusa favorita estaba sucia! La lavabas corriendo y la ponías delante del ventilador para que se secara. En el caso de los tenis, la parrilla de los refrigeradores era perfecta para secarlos luego de un aguacero, antes de volver a ponértelos para ir a la escuela. ¡Qué tiempos caray!
2. Usaste una cuchara para que cogiera presión la olla.
Las ollas de presión INPUD, ah, ¡cómo ellas ninguna! Explotaban, perdían la junta, largaban la goma de seguridad (esta últimas muchas veces fue sustituida por la tapita de los pomos de penicilina)...pero ellas aún regias. Cuando se les estiraba el mango de la tapa, ya sabes: cuchara para que cogiera presión.
3. Y también usabas una cuchara para que se ablandaran los frijoles.
Mi madre, mi tía, mis hermanas, todas ellas, cuando los frijoles era balines y no se ablandaban luego de dos horas dándole candela, pues llegaba la hora de meterle una cuchara dentro. ¡Quizás en Cuba descubrimos una nueva propiedad del acero inoxidable!
4. Creciste escuchando "Rectificación de errores".
Aunque no entendías bien de qué iba la cosa. Sin embargo, lo escuchabas cada cinco minutos de boca de los adultos de tu familia, en la tele y en la radio. Yo llegué a soñar con aquello que imaginaba como una gran máquina demoledora...Hasta que pasó el tiempo, y un águila por el mar, y llegó el periodo especial a Cuba. Ahí nos dedicamos a sobrevivir. Literalmente. Y no es chiste...
5. ¡Sabes que todo cubano debe saber tirar...¡Y tirar bien!
Para defender la revolución en caso de ataque yanqui, claro, no seas mal pensado...
6. Comiste mucha carne rusa.
¡Ay, todos adorábamos la carne rusa! De una lata comíamos una pila de gente y luego hacíamos jarros con las latas vacías...Cuando dejó de llegar la carne de Rusia y, en su lugar, vino la argentina, los cubanos inventamos la bi-nacionalidad alimentaria: "la carne ruso-argentina".
7. Usaste leche de magnesia como desodorante.
Bueno, en aquella época habían desodorantes en las tiendas, pero para muchas personas la mejor opción era ir para la farmacia y comprar un pomo de leche de magnesia, un medicamento que también servía para mejorarla digestión. Pues terminaba en las axilas de la gente. ¡No quedaba otra!
8. Creciste rogando que no te tocara el último día para ir a comprar tu regalo del Día de Reyes.
La tradición de regalar juguetes a los pequeños el Día de Reyes adquirió cierta particularidad en la Cuba ochentera. A cada niño de cada familia le asignaban un día de compra en las tiendas. ¡Quien no sufrió porque le tocaba comprar el último día cuando ya no quedaban juguetes!
9. Le ponías bolas al café.
La cafetera italiana, esa que tiene la exclusividad en Cuba, tenía una relación casi de hermanos con las bolas de los niños. No conozco una buena cafetera (cubana, que hace el mejor café del barrio)que no le pusiera un par de bolas al café. ¿Para qué? Ni idea, aunque supongo que era para ahorrar la preciada mezcla de café con chícharos.
10. Y cuando el colador de café se rompía...
Pues el bolsillo de un pantalón, el culero de un bebé y hasta un calcetín te servían para colar el café en aquel aparato decimonónico que es el abuelo de los hoy populares filtros de papel.
POR SANDRA ALVAREZ MATADOR NETWORK
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