Diferencias entre el dolor en la mujer y el dolor en el hombre

Dejando de lado los dolores de parto, sabemos desde siempre la mitad femenina del género humano sufre más dolor que la otra mitad masculina.

Efectivamente, las mujeres padecen 150 veces más migrañas que los hombres; se quejan 60 veces más de tener dolores en las rodillas; 40 veces más de dolores cervicales; y 30 veces más de dolores a nivel de los hombros. Por lo general, el dolor en las mujeres suele ser más intenso y tarda más en desaparecer.

Sin embargo, el dolor, independientemente de su sexo, no suele estar muy estudiado en la formación médica de los facultativos, y un médico de familia recibe pocas horas de estudio, con relación a esta sintomatología, a lo largo de toda su carrera. Por esta razón, a la especificidad del dolor en la mujer no se le suele prestar mucha atención.

A veces se dice que los dolores de las mujeres comienzan en la adolescencia, con la llegada de las primeras reglas, y que suele ser un período difícil, pero que termina con la menopausia.

Esta visión simplista no tiene en cuenta otro tipo de dolores como los provocados por las emociones, que suelen percibirse de forma diferente en función del sexo.

Efectivamente, las situaciones de estrés y de angustia tienen más importancia en las mujeres, que las padecen de manera diferente, somatizando mucho más de lo que lo hacen los hombres.

Cuando sabemos que el sufrimiento psíquico puede provocar, al cabo de tres días, un dolor físico crónico, se comprende que se trate de un círculo vicioso.

Sin embargo, las situaciones de estrés aparecen igualmente con más frecuencia en la mujer, por razón de sus condiciones de trabajo, que suelen ser más difíciles y precarias que las de los varones.

Nos podemos preguntar si esta diferencia a nivel del dolor sería la misma si la igualdad de sexos en el trabajo, o en política, por ejemplo, estuviera realmente asumida por el resto de la sociedad.