El otro día, hablando con una alumna, recordé mi teoría de escribir novela y poesía. Le dije: “para mí, una novela, mal que bien, puedes escribirla cuando quieras, pero la poesía es caprichosa, solo puedes escribir cuando ella quiere”
Además, creo que si no te sientas frente al ordenador, dispuesto a continuar avanzando la historia, es prácticamente imposible que ésta siga su curso. Es decir, que necesitamos de una predisposición por nuestra parte para redactarla. Puede que el resultado no sea, del todo, de nuestro agradado pero no importa, porque siempre podremos rehacer, cambiar y mejorar los textos.
Ahora bien, escribir poesía es un proceso muy diferente, a mi entender. No decides manuscribir poemas, ellos seleccionan la ocasión de manifestarse. Normalmente lo hacen cuando menos te lo esperas, y casi nunca frente a la computadora, donde nos damos cita con la novela. Por eso aconsejo ir siempre con una libretita a mano, porque esos versos pueden aparecer en cualquier momento o lugar y tal y como han aparecido, de improviso, desaparecen, y ya nunca más sabrás de ellos. (O, por lo menos, a mí me pasa, mi memoria es bastante mala).
Por eso creo que, con constancia, quizás inventes una buena historia, si tienes una idea que merezca ser contada, un personaje interesante y un estilo trabajado, pero creo que no se escoge ser poeta. Si, algo en ti, quiere salir en forma de poema, lo único que podemos hacer es un mero trasmisor, coger ese boli y ese papel y trascribirlo.
¿Qué opináis sobre estos procesos? ¿Os pasa igual?
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